Un vistazo al nanomundo

Desde hace 3 días y hasta el 18 de febrero, se exhibe en el salón de actos de la Facultad de Bellas Artes de Madrid, una exposición titulada Un vistazo al nonomundo, con las imágenes premiadas en el concurso internacional SPMage 07. La muestra consta aproximadamente de 50 imágenes procedentes del nanomundo, con una breve aclaración acerca de su contenido y paneles explicativos sobre las diversas técnicas y microscopios utilizados para su obtención, como el microscopio de efecto túnel (STM), el microscopio de fuerza atómica (AFM) o el microscopio de fuerzas magnéticas (MFM).

Me ha encantado encontrar una exposición como esta en un contexto vinculado al arte antes que a la ciencia, haciendo patente, precisamente, el potencial estético de estas imágenes, al margen de su contenido informativo. La única pega que le pondría es el tamaño de las fotografías: quizás hubiesen resultado todavía más impactantes en un formato más amplio.

Por lo demás, tanto las imágenes como el planteamiento didáctico y divulgativo de la exposición merecen mucho la pena, así que os recomiendo pasaros durante estas dos semanas por la Facultad de Bellas Artes, en el campus de Ciudad Universitaria. La dirección es Calle Greco nº2, esquina con Avda. Juan de Herrera y C/Arquitecto López Otero, al lado de Arquitectura, aunque Google Maps no sepa situarlo. De paso, y para quien necesite más motivos, podréis echarle un vistazo a la facultad, con sus paredes llenas de garabatos, sus taquillas psicodélicas, su olor a todo tipo de disolventes, sus talleres de variopintos y, sobre todo, con su cafetería llena de hippies atractivas. ;)

Preludio Op.28, No.4 de Chopin

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Poco más os puedo contar de Chopin o de los preludios que no hayamos comentado ya. Sin embargo, quería hablar de esta pieza por su aparente sencillez, y, en cambio, la enorme dificultad que entraña componer algo así. Chopin demuestra su brillante creatividad y dominio de recursos musicales ciñéndose a un formato sumamente restrictivo: con una melodía más allá del minimalismo (si-do-si-do-si-do-si…), y un acompañamiento homogéneo, sin variaciones de ritmo o de textura, todo el contenido del preludio, recae sobre su armonía, sobre los cambios de «color» del sonido, bastante complejos y difíciles de analizar, pero completamente funcionales, capaces de mantener la atención del oyente hasta el final de la pieza.

En esta conferencia para TED Talks, Benjamin Zander, director de la orquesta Filarmónica de Boston, analiza el cuarto preludio de Chopin (a partir de 6’50») de forma certera, asequible y muy amena. No tengo mucho que añadir a su explicación —salvo recomendaros una interpretación más adecuada del preludio, a manos de Martha Argerich— y el vídeo merece mucho la pena, así que os animo a verlo entero. Para abrir boca, he seleccionado algunas de las frases e ideas que más me han gustado y que creo que merecen especial atención:

No puedes carecer de «oído». Nadie carece de oído. Si no tuvieses oído, no podrías cambiar las marchas del coche.

En cada pueblo de Bangladesh, en cada aldea de China, todo el mundo lo sabe: si, la, sol, fa#… mi. Todos lo saben, están esperando ese «mi».

Siempre le digo a mis alumnos: si tienes una cadencia rota, asegúrate de levantar las cejas para todo el mundo lo sepa.

Y mi preferida:

¡A todo el mundo le encanta la música clásica! solo que todavía no lo ha descubierto.

Atraco a mano armada

Hace un par de días fui a comprar mi primer metrobús del año, cuando una máquina expendedora me arrancó la cartera de las manos. «No es por mí», se disculpó ante mi asombro, «es mi jefe, que necesita mucho dinero».

En efecto, señores, han vuelto a subir el precio del metrobús. Sé que el tema es antiguo, pero cuando me enteré del asalto estaba a punto de volar hacia Turquía y poco a poco fui dejando el tema: esta semana, en cambio, mi ira ha sido renovada y he llegado a una profunda conclusión… ¡son todos unos cabrones!

Sé que suena simplista, pero es que no hay otra explicación posible. El precio de mi medio de transporte se ha incrementado en más de un 20%, de 7,40 € a 9 €. Si el año pasado nos quejábamos de que este incremento no coincidía con el aumento del IPC, este año no existe comparación posible. Es más, he estado haciendo cálculos: a este ritmo, el precio del billete se duplicaría en menos de 4 años (9/7,40)4= 2,188. Como el sueldo del español medio, vaya… La explicación ofrecida a este incremento desmedido tampoco tiene desperdicio: al parecer, la crisis ha provocado una reducción del 7% de los usuarios de la red de transportes, así que, para mantener los ingresos, han decidido subir el precio del billete. Esto es: como la gente está mal de pasta y no compra nuestro producto, ¡vamos a subir los precios!

A estas alturas, Madrid se ha convertido en la ciudad con el transporte público más caro de España, con diferencia, un tema nada trivial, teniendo en cuenta que hablamos de un servicio público esencial. Para mí, y para muchos madrileños, usar el metro y los autobuses no es opcional. No dispongo de un Audi como los de mis señores dirigentes, ni de un carril bici en condiciones (que ya va siendo hora, por cierto). Sin embargo, cada día tengo que pagar 1,80 € para ir a la universidad, 300 de las antiguas pesetas, dos cañas, casi medio menú en mi facultad. Por no mencionar las consecuencias ecológicas: por un lado, se disfrazan de verde gravando doblemente la basura y al mismo tiempo penalizan económicamente el uso del transporte público. Al final va a resultar que lo «ecológico» es recaudar pasta.

Paralelismos

Toda revolución implica un movimiento, claro, pero para volver al punto de partida.

Hablando de astronomía…

Todo encaja

—¡Viajar en el tiempo no es imposible según la teoría cuántica de campos!
—Si viajar en el tiempo es posible, ¿dónde están todos los viajeros?

Desgraciadamente, esta pregunta continúa sin respuesta hasta la Orgía Global de 2153.