Hace un par de días fui a comprar mi primer metrobús del año, cuando una máquina expendedora me arrancó la cartera de las manos. «No es por mí», se disculpó ante mi asombro, «es mi jefe, que necesita mucho dinero».
En efecto, señores, han vuelto a subir el precio del metrobús. Sé que el tema es antiguo, pero cuando me enteré del asalto estaba a punto de volar hacia Turquía y poco a poco fui dejando el tema: esta semana, en cambio, mi ira ha sido renovada y he llegado a una profunda conclusión… ¡son todos unos cabrones!
Sé que suena simplista, pero es que no hay otra explicación posible. El precio de mi medio de transporte se ha incrementado en más de un 20%, de 7,40 € a 9 €. Si el año pasado nos quejábamos de que este incremento no coincidía con el aumento del IPC, este año no existe comparación posible. Es más, he estado haciendo cálculos: a este ritmo, el precio del billete se duplicaría en menos de 4 años (9/7,40)4= 2,188. Como el sueldo del español medio, vaya… La explicación ofrecida a este incremento desmedido tampoco tiene desperdicio: al parecer, la crisis ha provocado una reducción del 7% de los usuarios de la red de transportes, así que, para mantener los ingresos, han decidido subir el precio del billete. Esto es: como la gente está mal de pasta y no compra nuestro producto, ¡vamos a subir los precios!
A estas alturas, Madrid se ha convertido en la ciudad con el transporte público más caro de España, con diferencia, un tema nada trivial, teniendo en cuenta que hablamos de un servicio público esencial. Para mí, y para muchos madrileños, usar el metro y los autobuses no es opcional. No dispongo de un Audi como los de mis señores dirigentes, ni de un carril bici en condiciones (que ya va siendo hora, por cierto). Sin embargo, cada día tengo que pagar 1,80 € para ir a la universidad, 300 de las antiguas pesetas, dos cañas, casi medio menú en mi facultad. Por no mencionar las consecuencias ecológicas: por un lado, se disfrazan de verde gravando doblemente la basura y al mismo tiempo penalizan económicamente el uso del transporte público. Al final va a resultar que lo «ecológico» es recaudar pasta.
Como se lo curran Gallardón y Aguirre…
Sin embargo, cada día tengo que pagar 1,80€ para ir a la universidad
Suertuda tú. El viaje en tren que yo hago a la universidad es de 15 minutos y me cuesta 2,40€.
Cuando entré en la universidad, hace 4 años, el mismo viaje costaba 1,70€.
Yo pago el abono A, 46€ para un estudiante sin ingesos es una CLAVADA.
Ahora con esta subida parece que mucha gente opta por colarse y en consecuencia me encuentro un piquete de revisores y eseguratas una vez cada dos dias…
Los pasillos del metro cada dia son mas mejores.
No lo dudes… recaudar pasta = ‘nueva ecología’. Para muestra un botón: las grandes superficies. Resulta, que entra la crisis en escena y misteriosamente todos nos ponemos ecologistas con las bolsas de plástico… Bolsas que se regalan al cliente = pasta que se pierde; hay que justificar de algún modo ya no solamente el ahorro que supondrá no regalar esas bolsas (pagadas con creces en el precio de los productos) sino cobrar por ellas (hay mejor optimización de costes que esa?). Al fin y al cabo, si el comercio quisiera tener la supuesta ‘deferencia’ con el cliente, le seguiría poniendo a disposición las ‘nuevas’ (me río yo de lo de nuevas) bolsas de fécula de patata. Entra la crisis en escena… ¡hale! Todos nos ponemos ‘ecologistas’… Lo más triste de todo es que las estructuras acaban por convertirlo todo en meras ‘etiquetas’ comerciales… todo en parte gracias a un gremio ‘maravilloso’ que se encarga de lubricar convenientemente todas esas… ‘contingencias anales’: los publicistas. Ya se sabe… hay que hacer ‘digerible’ el puñetero negocio.
De todos modos te comprendo porque vivir en una ciudad como Madrid es… carísimo! Yo vivo en una ciudad pequeña y la verdad es que en términos de transporte y tiempo el ahorro sencilla y llanamente no tiene parangón. Claro que por otra parte, hay que ser capaz de vivir en ‘provincias’… porque si uno es muy cosmopolita, estas ciudades lo acaban fagocitando de todas, todas. Ánimo de todos modos ;p
Saludos!
El Ayuntamiento de Madrid tiene más coches oficiales (de esos de lujo con el correspondiente chófer) que toda Suecia junta.
Eso sólo ya explica una actitud ante la vida y la política.
Ante los ciudadanos, los impuestos y los servicios públicos.
Vaya vergüenza. Y todo para mantener el nivel de ingresos. No es que tengan pérdidas, es que ganan menos dinero. Es asqueroso.
@Rubén: A mí no me compensa comprarme el abono, pero precisamente, he optado por colarme en el metro de maneras sutiles (trucando el billete y demás). Antes aún me daba algo de mal de conciencia, pero con la clavada que se han marcado para empezar este año… ni de coña.
@Pierre Arnaud: Yo adoraba Madrid hasta mudarme a una ciudad más pequeña y descubrir que odiaba Madrid. Tampoco viviría en un pueblo, pero desde luego, en una ciudad más asequible (en todos los sentidos).
@Almudena: Estooo. ¿un tutorial? En privado of course.
@Doctor Mapache: El email está en proceso.