Tras una gran temporada sin aparecer por aquí (no por falta de candidatos sino más bien por exceso y por pereza; aunque también influye que me voy ablandando con el tiempo…), vuelve el azote de los criminales ortográficos, pero también, por qué no, de los sintácticos, semánticos y de lo que se tercie en un momento dado: el Talibán Ortográfico.
Hoy el premio se lo lleva nuestro querido (risas aquí) Eduardo «Teddy» Bautista García, «compositor y músico desde 1962» [sic]. Como sabréis —y, el que no lo sepa, es porque acaba de despertar de un largo coma—, el otro día se sometió a votación la famosa Ley Sinde y, al menos de momento y en este primer asalto, salió rechazada. Como consecuencia, el presidente de la SGAE escribió una carta para sus socios. Viendo sus errores, vamos a intentar aprender un poquito más sobre ortografía.
Punto número uno:
Estimad@s soci@s y amig@s, […]
Señor Bautista, amigos, amigas de la nave del misterio, la arroba no es para eso. Veamos qué dice la RAE en su artículo sobre el género:
2.2. Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas, etc.; → 2.1), ha comenzado a usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o: l@s niñ@s. Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre en Día del niñ@, donde la contracción del solo es válida para el masculino niño.
Además de ser incorrecto porque no es un signo lingüístico, me sangran los ojos cada vez que lo veo. En su lugar, desde aquí le recomendamos que, si quiere evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la innecesaria costumbre de explicitar la alusión a los dos sexos, simplemente la evite. Como ya hemos discutido por aquí en otras ocasiones, el masculino gramatical se emplea para designar a ambos sexos, y al que no le guste, que no mire.
Punto número dos:
[…] Piensa y plantea, comprométete con el resto de compañeros y compañeras, pide explicaciones serenas y respetuosas, pero firmes y argumentadas, de porqué nos quieren privar de unos derechos que están siendo reconocidos en la mayoría de paises de nuestro entorno, convirtiendo a España y a los españoles en una anomalía inexplicable. […]
Ay… el porqué de las cosas: cuántos quebraderos de cabeza trae. De nuevo, vamos a explicar el significado y uso de los famosos «por qué», «por que», «porqué» y «porque», que, visto lo visto, nunca está de más.
- porqué. Es un sustantivo masculino que significa «causa o motivo». Como buen sustantivo, tiene un plural: porqués. Su uso es fácil de identificar: cuando es sustituible por «causa», «motivo» o «razón». Vemos que en la oración de Bautista no lo es, así que no debería haber usado esta palabra.
- por qué. Es la combinación de la preposición por y el pronombre o adjetivo interrogativo o exclamativo qué. Se emplea en oraciones interrogativas directas («¿Por qué escribe la gente tan mal?»), indirectas (es el caso que nos ocupa de la carta de Bautista: debería haber utilizado por qué) y exclamativas («¡Que por qué!»).
- porque. Es una conjunción subordinante que se emplea para denotar causalidad: «Escribo esto porque me apetece». También se utiliza como conjunción final con el sentido de para que; en este caso, se admite tanto el uso de porque como de por que: «Haremos lo posible porque se cure» o «Haremos lo posible por que se cure» (personalmente, me parece más claro y correcto el segundo uso).
- por que. Es la combinación de la preposición por y el pronombre relativo o conjunción subordinante que. Cuando que actúa como pronombre relativo, es sustituible por otros relativos: «No sé la razón por que se fue» puede reescribirse como «No sé la razón por la cual se fue». Cuando actúa como conjunción subordinante, el por es exigido por el verbo, sustantivo o adjetivo, y el que encabeza una subordinada y, como tal, puede sustituirse fácilmente: «Tiene interés por que la Ley Sinde se implante» puede reescribirse como «Tiene interés por algo».
Y hasta aquí esta edición de los Premios Terrorista Ortográfico. A algún que otro comentarista le vendrá de perlas. ;-)