Como la vida misma

Pregunta: ¿cuántos doctores hacen falta para que funcione una presentación de Powerpoint?

Respuesta: n + 1, donde n es el número de académicos que hay en la sala que piensan que saben cómo arreglarlo y 1 es la persona que finalmente llama al técnico.

TRUE STORY.

Los objetos en el espejo

Traduzco (con enlace explicativo para los despistados):

Los objetos son más azules de lo que parecen en el espejo (el coche de Edwin Hubble).

Fantástica viñeta del creador de xkcd, que sigue su particular Ley de Moore frikihumorística.

Sobre el incremento del voto nacionalista vasco

Estos días veo perplejo cómo la gente se echa las manos a la cabeza por un supuesto gran incremento del voto nacionalista (vasco) en Euskadi. Perplejo porque, sin entrar a valorar si esto es bueno, malo, me parece mejor o peor, yo intuitivamente siempre he percibido bastante estabilidad en ese sentido, pero puedo estar perfectamente equivocado. A este respecto, Josu, de Malaprensa, se ha currado un gráfico interesante que muestra la evolución del voto nacionalista:

No quiero apuntarme un tanto con esto, pero cierto es que resulta satisfactorio cuando la intuición —que tantas veces falla— acierta una.

Qué sería de la innovación sin Apple…

Qué sería… ¿eh? Imaginemos, por ejemplo, que se nos ocurre hacer un teléfono del tamaño de la mano. ¡O unos auriculares con forma de oreja! No, en serio… pensadlo. ¿No sería el mundo más maravilloso?

Apple siempre al servicio de la sociedad. ¿Son unos putos visionarios o no son unos putos visionarios?

El cine con otro tono

La música tiene la curiosa capacidad de suscitar emociones. A veces, con una precisión sorprendente. Esto es explotado con especial éxito en el cine, donde la mayoría de las escenas no estarían completas ni suficientemente claras sin la banda sonora que las acompaña. La música nos permite anticipar si la intensa conversación de los protagonistas es triste o nostálgica, si el peligro los acecha o si acaso nunca más se volverán a ver.

Pero, ¿qué pasaría si cambiásemos la tonadilla de la misma? Film v Music es una curiosa página web donde se combinan aleatoriamente escenas de películas y música de todo tipo. Los resultados, en muchos casos, son sorprendentes y el juego, bastante adictivo (al menos yo, me he pasado bastante rato pulsando «show me another one»). Es curioso comprobar cómo «Gymnopédie» puede teñir de nostalgia hasta el más sangriento asesinato, o descubrir que cualquier escena, bajo el pegadizo «ta ta ta ta ta ta ta ta Batmaaaan» se vuelve cómica (es el Benny Hill de las bandas sonoras).

Ya que jugaba con el experimento, yo he aprovechado para tomarme mi particular venganza: hace años, pagué unas entradas para ver «De dioses y hombres». Quizás uno de los gastos más estúpidos de toda mi vida y un bodrio por encima de la media europea (uno de esos que  no puedes soportar ni agarrándote a la pasta de las gafas). Las buenas críticas me confundieron y sólo más tarde descubrí que muchas de ellas alababan la escena «clímax» de la película. En «Vicisitud y sordidez» lo explican mejor que yo:

La escena emotiva en cuestión es una en la que los monjes, tras decidir quedarse, se ponen ‘El lago de los cisnes’ mientras están reunidos. Y claro que queda bien. Feck, es que yo pongo una de las mejores piezas musicales de la historia con un montaje de todos los contertulios de Sálvame Deluxe poniendo cara de pena y también queda de puta madre.

Dejando a un lado que, hasta con Tchaikovsky la escena es leeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeenta (absurda, redundate, pretenciosa… y aún así, lo mejor de toda la peli) siempre me he preguntado qué pasaría si se le pusiese una música no menos arbitraria que «El lago de los cisnes». Este es el resultado:

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