Futility closet recupera algunos de los argumentos esgrimidos contra las teorías heliocéntricas defendidas primero por Aristarco y Copérnico, y, finalmente, por Galileo.
Los animales, que sí se mueven, tienen extremidades y músculos; la Tierra no tiene extremidades ni músculos, por lo tanto, no se mueve.
Scipio Chiaramonti, Universidad de Pisa, 1633.
Los edificios y la Tierra misma saldrían disparados a tal velocidad, que los hombres necesitarían estar provistos de zarpas, como los gatos, para poder agarrarse a la superficie terrestre.
Libertus Fromundus, Anti-Aristarchus, 1631.
Si aceptásemos que la Tierra se mueve, ¿por qué, al disparar una flecha al aire, esta vuelve a caer en el mismo punto, cuando, entretanto, la Tierra y todas las cosas que hay sobre ella se han movido rápidamente hacia el Este? ¿Quién no ve el gran desorden que provocaría este movimiento?
Polacco, Anticopernicus Catholicus, 1644.
[Los astrónomos estiman que la velocidad de rotación de la Tierra es de unos 1000 kilómetros por hora.] Un avión volando a esa velovidad en la misma dirección de la rotación, no avanzaría en absoluto. Permanecería suspendido en el aire, sobre el mismo punto sobre el que despegó, ya que ambas velocidades son iguales. Además, no habría necesidad de volar de un sitio a otro situados en la misma latitud. El avión podría, sin más, elevarse y esperar al país deseado en el curso normal de la rotación, y entonces aterrizar; aunque es difícil imaginar cómo un avión podría posarse en absoluto sobre una pista que se desliza a una velocidad de 1000 kilómetros por hora. Ciertamente, sería útil conocer lo que la gente dedicada a la aviación piensa acerca de la rotación de la tierra.
Gabrielle Henriet, Heaven and Earth, 1957.
Si la Tierra se moviese a una gran velocidad, ¿cómo podríamos agarrarnos a ella con nuestros pies? Solo podríamos caminar muy, pero que muy lentamente, y la veríamos deslizarse rápidamente bajo nuestros pies. Si caminásemos a favor de su tremenda velocidad, nos empujaría terriblemente rápido. Pero ¿y si tratásemos de caminar contra su rotación? —De un modo u otro, estaríamos tremendamente mareados y nuestros procesos de digestión serían imposibles.
Margaret Missen, The Sun Goes Round the Earth, citada por Patrick Moore en Can You Speak Venusian?, 1972.
