Bus ateo

Me estaba haciendo el remolón, pero finalmente escribo al respecto. Pero como estoy un poco liado, copio y pego un comentario mío a esta entrada de Pseudópodo. Dicha entrada, cuenta que (para los que no lo sepáis) la iniciativa del bus ateo no parte de Richard Dawkins, sino de Ariane Sherine, una periodista y guionista de TV harta de ver propaganda religiosa en los autobuses de Londres. Richard Dawkins fue el impulsor de la misma en el Reino Unido. Ahora la iniciativa llega a Barcelona y parece que llegará a Madrid también.

Después, Pseudópodo defiende los siguientes puntos (resumiendo mucho, mejor lo leéis vosotros mismos en el enlace de arriba): no se puede hablar de «probabilidad de dios» (por lo del «probablemente dios no existe» de la campaña) porque dios es un suceso único; la campaña sugiere que no creer en dios nos hará más felices y esto es falso; y, para un biólogo evolutivo «no tiene ningún sentido hacer campaña contra un rasgo que obviamente tiene un valor adaptativo». Bien, aquí mi comentario al respecto, convenientemente adaptado:

Yo creo que sí se puede hablar de probabilidad. Tengo que admitir que la argumentación de Pseudópodo me ha dejado pasmado en un primer instante, pero luego me he percatado de que la línea de flotación tiene un agujerito. Dice que cómo vamos a asignarle probabilidad a un suceso único. Bien. Está presuponiendo que dios es un suceso único, y yo no lo veo tan claro. De hecho, la idea de dios no se puede comparar con la idea de una persona en concreto, tú o yo (y aun así, déjame que dude si somos sucesos únicos…). La idea de dios tiene más similitud con la idea de ser humano, y si me apuras, con la idea de ser vivo. Y convendrás conmigo en que esos no son sucesos únicos. Si dices que dios es un suceso único, como en el caso de un individuo en concreto, estás admitiendo que dios sólo puede haber uno y además concreto, “con nombres y apellidos”. Resulta que hay bastantes religiones, e incluso las hay que tienen varios dioses. Así que lo de suceso único… es mucho suponer.

Por otra parte, no olvidemos el argumento de la complejidad, que a mí me parece muy interesante. Hace dos millones de años, ¿qué probabilidad había de que existieran los coches, por ejemplo? Muy baja, obviamente. Algo tan complejo que requiere un gasto de energía para ir en contra de la dirección natural de la entropía, es algo muy poco probable. Necesitaba que la vida evolucionase para formar estructuras mucho más complejas y mucho menos probables (el ser humano) que fueran capaces de dar forma al metal inerte y construir un coche. Bien. Suponiendo que el Universo fuera un coche (en el sentido de que está construido por alguien, todas sus piezas, todas sus constantes, sus leyes, etc.), parece claro que requeriría de un creador muchísimo más complejo todavía, lo cual, dejando aparte que sería muchísimo más improbable (de ahí sale la probabilidad de dios de Dawkins), nos pone ante un problema mucho mayor: ¿de dónde surge ese creador tan complejo? ¿Quién crea al creador? Si dios simplemente existe y se inventa el Universo, ¿por qué no pensar que el Universo simplemente existe? A mi modo de ver, simplifica enormemente la historia.

Resumiendo, igual que se puede hablar de probabilidad de que exista vida en otros planetas basándonos en todo el conocimiento que se posee del Universo, también se puede hablar de probabilidad de dios, y también gracias a este conocimiento, puesto que esa hipótesis (la de dios) es totalmente innecesaria.

También tengo que decir que a mí, que me he criado lejos de la religión, me parece muy absurdo hablar de probabilidades, ya no porque se puedan o no se puedan asignar (que creo que sí, como acabo de argumentar), sino porque veo tan parecida la idea de dios a la de Caperucita Roja, que me parece absurdo el darle tanta importancia.

En cuanto a lo de que la campaña sugiere que no creer en dios nos hará más felices, es rotundamente falso. A alguien que es feliz le trae sin cuidado que exista dios o que no exista: ese hecho no va a cambiar su estado de ánimo. El que cree en dios, le dará gracias a dios, y el que no, no; pero el creyente no será un poco menos feliz, y el no creyente tampoco. Sin embargo, el que sea infeliz y crea en dios se preocupará por rezar todas las noches, por tener contento a dios para ver si le hace caso y le ayuda. La frase del eslogan va por ahí: deja de preocuparte por dios. Disfruta de la vida, trata de arreglar las cosas por ti mismo y busca tu fortuna. No andes clamando al cielo, porque nadie te escucha.

Una última cosa, y acabo ya. ¿Por qué no habría de tener sentido la campaña para un biólogo evolutivo? ¿Por qué debería reprimir Richard Dawkins su deseo de pregonar su ateísmo? Eso precisamente sería ir en contra de la evolución, ¿no crees? Por lo tanto, para un biólogo evolutivo lo que más sentido tiene es lo que hace él, desde mi punto de vista.

La lógica de la fe

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La ciencia trae el día

Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de oscuridad para brillar.

(Arthur Schopenhauer, filósofo alemán)

Clérigos humoristas: edición especial

La fe es razonable […], yo puedo razonar la fe. Es que, si la fe no fuera razonable, ¡los creyentes seríamos imbéciles!

(Jorge Loring, sacerdote católico)

Sin comentarios. Se me ocurren un montón de chascarrillos, pero ninguno que no suene ofensivo. Lo mejor de todo es ese pulcro razonamiento que utiliza constantemente.

¿Por qué soy creyente? Porque tengo sentido común. ¿Por qué no soy ateo? Perdonad, suena fuerte, ¡pero lo dice la Biblia!: no soy ateo porque no quiero ser un necio.

Qué monstruo del pensamiento deductivo, qué titán de la lógica, qué… mastuerzo, por favor… Vean, vean (visto en El rey de la baraja):

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¿Agnostiqué?

Cuando Bertrand Russell fue encarcelado por oponerse a la entrada de Inglaterra en la Primera Guerra Mundial, el alcaide de la prisión le preguntó cuál era su religión (una pregunta rutinaria por aquel entonces en todos los ingresos). Russell le respondió que era agnóstico. El alcaide, como no conocía la palabra, tuvo que pedirle que la deletreara; después, suspiró y dijo:

Bueno, hay muchas religiones distintas, pero supongo que todos adoramos al mismo Dios.

Russell cuenta en su autobiografía que aquel comentario le mantuvo animado durante semanas.

(Escuché esta anécdota en la conferencia de Fernando Savater de la que os hablaba ayer. Al parecer, la cuenta Martín Gardner en ¿Tenían ombligo Adán y Eva?)