Las asociaciones de religiosos musulmanes en España no han puesto ningún reparo a la iniciativa del bus ateo. De hecho, Félix Herrero, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, declaró en su día lo siguiente: «Tienen perfecto derecho. No es ofensivo mientras no se ofenda». Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, remarcó este aspecto y manifestó que «cada uno es libre de expresar lo que quiera mientras respete al resto».
En cambio, los cristianos parecen más indignados cada día que pasa. Y no veo razón para ello. Aquí en España, los primeros en reaccionar fueron los ultracatólicos E-Cristians de Cataluña. Como el niño al que le da una pataleta, esta asociación rápidamente inició las gestiones para poner mensajes religiosos en los autobuses de Barcelona.
Luego salió la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, tildando la campaña de «disparate y provocación». También afirmó que «cuando hay un problema serio salen otros debates para dispersar las ideas o correr un tupido velo». Manda huevos que diga esto precisamente un político. También es bastante gracioso que tachen de «provocación» al descafeinado, blando y bien-queda «probablemente» que protagoniza la campaña atea.
Una iglesia evangelista de Madrid puso en marcha autobuses con un lema bastante más directo. Mientras, Alternativa Española (AES) criticaba a Gallardón por permitir la campaña atea y, presumiblemente, pronto sumarán sus fuerzas a las de los evangelistas poniendo en marcha autobuses con el lema «Dios existe, deja de preocuparte, confía en él». Las declaraciones provenientes de AES no tienen desperdicio (el siguiente fragmento está extraído de PÚBLICO):
Según AES, la propaganda laicista está detrás de «la proliferación de agresiones dirigidas contra el cristianismo en general y el catolicismo en particular». Cree que se trata de «una campaña agresiva, que ofende a millones de creyentes, que, implícitamente, cuenta con apoyo público ya que las empresas de autobuses urbanos suelen ser de titularidad pública, por lo que la decisión última en publicidad corresponde a las corporaciones».
De nuevo, tachan al «probablemente» de agresivo… Cada uno que extraiga sus propias conclusiones.
Ya fuera de España, nos enterábamos de que un sindicato italiano permite a los chóferes objetar y no conducir los autobuses ateos. Esto a mucha gente le parece bien. Ahora, si cambiamos «autobuses ateos» por «autobuses con publicidad de El Corte Inglés», a todo el mundo le parecería un disparate. No es un secreto que la religión sigue gozando aún hoy de ciertos privilegios bastante descabellados.
También en Reino Unido, un chófer inglés se negaba a conducir un autobús ateo. Declaró que se llevó un gran «susto» y sintió «horror». Sí, amiguitos, también por el dichoso «probablemente». Así de impresionables son los cristianos de hoy en día. Luego dirán de las reacciones de los integristas musulmanes ante las caricaturas de Mahoma…
Y por último y volviendo a España, tenemos a la plataforma daelcoñazo.org HazteOir.org, que ahora difunde por televisión anuncios con el mensaje «Dios existe, yo soy testigo», lo cual es todavía más denunciable por publicidad engañosa que la campaña evangelista.
Según Hazte Oir, esta campaña va en favor de la libertad y de la tolerancia religiosa. Menos mal que son tolerantes, si no, nos fusilan directamente, oiga. Además, critican el laicismo del Estado —que es igual o más descafeinado, blando y bien-queda que el «probablemente» dichoso, por cierto; que el día en que el Estado sea laico de verdad, no sé cómo se van a poner estos católico-apostólico-romanos— y la injerencia de éste «en esferas de la vida de las personas como sus creencias o la educación moral de los hijos». Una vez más mezclando churras con merinas, y adjudicándose en exclusividad un tema tan complejo y que tan poco tiene que ver con la religión como es la moral.
Nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Lo de siempre, vaya.