En TerceraCultura he dado con una conferencia de Fernando Savater (parte 1, parte 2 y parte 3) donde expone una idea bastante interesante: las teorías religiosas son falsas no porque se pueda demostrar su falsedad (que, ante un teólogo lo bastante entrenado, no se puede) sino porque nada que sucediese en el mundo real podría desmentirlas; siempre aparecería un plantemiento religioso lo bastante ambiguo y lo bastante imaginativo para dar una explicación al suceso (los designios del señor son inescrutables, ya sabéis). El mejor ejemplo de todos es el de los creacionistas, según los cuales los huesos de los dinosaurios fueron enterrados ahí por Satanás, para poner a prueba la fe de los hombres. No sucede así con la ciencia, que, ante los restos mágicamente momificados de Adán y Eva, estaría dispuesta a replantearse unas cuantas cuestiones.
Os dejo aquí un fragmento transcrito de la conferencia para vuestra comodidad.
La religión, si decimos que es falsa cuando habla de hechos, lo decimos en el sentido de que no se puede aceptar como explicación de ningún hecho una teoría que no puede ser desmentida por ninguna circunstancia real. No hay nada en el mundo que pueda pasar que no pueda ser explicado por la religión. Por eso la religión es falsa, como explicación de los hechos. […] Nadie puede imaginar qué acontecimiento de la realidad podría llevar al abandono de la teoría de que Dios creó el mundo en 6 días, o en lo que sea con tales y con cuales propósitos… ¡es imposible! […] No hay modo alguno de encontrar un suceso que pueda falsificar una doctrina religiosa, claro, como tampoco hay un suceso que pueda falsificar el Quijote de Cervantes o Ana Karenina de Tolsoi. […] No se puede desmentir a Cervantes, ni se puede desmentir a la Biblia, ni se puede desmentir el Corán, porque no están en ese plano de la cosas que se pueden verificar.
Entonces, mientras no entren en el terreno de la descripción del mundo, mientras a mí no me pretenda explicar de dónde viene el cosmos, su explicación, como sentido genérico espiritual de lo que yo vivo y conozco, no tiene problema; en el momento en que se me presenta como una alternativa a lo que hace el MIT en Massachussetts, ya, ahí, no me lo puedo creer porque está actuando en un terreno que no es el suyo, es decir, está utilizando su invulnerabilidad como poesía para presentarse como certeza como ciencia.