Diario Malaspina: día 8

Hoy se abrió un claro entre las nubes y desde las alturas descendieron los coros celestiales. “¡Aleluya, aleluya! La roseta, ha resucitado”. Había un querubín un pelín desafinado (surgió un un pequeño problema de conexión con el CTD en los últimos 200 metros de subida), pero lo acallamos, por aguafiestas, ante la alegría generalizada. El problema, según se ha confirmado, se encontraba en el cable (recién estrenado). Lo bueno es que esta zona del Atlántico que acabamos de dejar atrás ya estaba muy muestreada, así que tampoco es muy grave que se perdiesen las primeras estaciones. En cualquier caso, hoy, por fin, la roseta ha bajado a 4000 metros y el chigre ha vuelto en condiciones así que ha sido el primer día de trabajo rutinario. ¡Esperemos que nos dure!

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Diario Malaspina: día 7

Tras una noche en columpio a todos nos ha costado levantarnos. Sin embargo, esta mañana hacia las 7, merecía la pena madrugar para poder ver el eclipse lunar sobre el mar. Así damos la bienvenida al solsticio de invierno, que nos acoge con temperaturas casi veraniegas según nos vamos acercando al trópico de Cáncer.

Por la tarde, Carlos Duarte ha hecho una presentación para la dotación (y los científicos que quisiesen asistir) sobre los objetivos científicos de la Expedición. Muchos habréis leído sobre ello: La expedición Malaspina es un proyecto multidisciplinar que pretende explorar la biodiversidad del océano profundo y el efecto del cambio global sobre el océano. Pero no sólo eso, también tiene fines que podrían parecer más sociales: su programa incluye objetivos de comunicación, divulgación científica y cultural, formación de jóvenes investigadores y el desarrollo de una cultura colaborativa que facilite la cooperación de oceanógrafos de todos los rincones de España en proyectos de gran alcance. Además, la información que se recoja durante la expedición, tanto muestras (Colección Malaspina) como metadatos (Digital Malaspina), pasará a formar parte del Legado Malaspina, que se conservará al menos durante30 años, para futuras generaciones científicas.

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Diario Malaspina: día 6

Debido a la precaria conexión a Internet del barco, rara vez me es posible ver vuestros comentarios en la web. No obstante, le he pedido a alguien que me los vaya enviando por email (nos han facilitado una nueva dirección en un servidor local que sí podemos usar sin problemas). Por eso me consta que alguien preguntaba hace un par de días acerca de la roseta. Pues bien, como hoy ha sido un día bastante ocioso (nuevamente, el mal tiempo ha impedido realizar las maniobras previstas para esta estación), tengo tiempo para hablaros de la roseta, el chigre y los problemas que están dando.

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Diario Malaspina: día 5

¡Por fin ha salido el sol! Esta mañana nuestro barco parecía un pato en una bañera: calentito, sonriente y tranquilo. Todo el mundo ha madrugado y, al fin, hemos trabajado a gusto (aunque el drama de la roseta continúa, mañana os lo explicaré en detalle). Estoy deseando que el barco se vaya acercando al Ecuador para disfrutar más a menudo del sol en cubierta.

Se han dado, además, tres célebres acontecimientos: por ser domingo, nos han puesto churros con chocolate para el desayuno, (a las 9 y no a las 7:30, como suele ser habitual). Nacho, al fin, nos ha dejado estrenar el jamón y, además, yo he visto en directo mi primer sifonóforo.

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Diario Malaspina: día 4

Por fin sábado y hemos tenido el día libre. Pero no por ser sábado (aquí se trabaja de lunes a domingo, festivos incluidos), sino porque las condiciones de la mar no han permitido realizar ninguna maniobra. Con un viento de 35 a 40 nudos y olas de hasta 6 metros (lo que, según el comandante, se llama mar gruesa), esta mañana el barco era un auténtico tío vivo. Y mi estómago, otro. Poco a poco se me va pasando el mareo pero creo haber adquirido la experiencia suficiente en esta materia como para atreverme a daros algunos consejos. No sobre cómo evitar ese incómodo malestar, ya que yo no he sabido hacerlo, sino sobre todo lo contrario: cómo conseguir marearse en un barco.

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