Hoy se abrió un claro entre las nubes y desde las alturas descendieron los coros celestiales. “¡Aleluya, aleluya! La roseta, ha resucitado”. Había un querubín un pelín desafinado (surgió un un pequeño problema de conexión con el CTD en los últimos 200 metros de subida), pero lo acallamos, por aguafiestas, ante la alegría generalizada. El problema, según se ha confirmado, se encontraba en el cable (recién estrenado). Lo bueno es que esta zona del Atlántico que acabamos de dejar atrás ya estaba muy muestreada, así que tampoco es muy grave que se perdiesen las primeras estaciones. En cualquier caso, hoy, por fin, la roseta ha bajado a 4000 metros y el chigre ha vuelto en condiciones así que ha sido el primer día de trabajo rutinario. ¡Esperemos que nos dure!