Debemos siempre tener para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina.
(San Ignacio de Loyola, en un momento de lucidez; una frase que lo explica todo)
Citas imperdibles.
Debemos siempre tener para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina.
(San Ignacio de Loyola, en un momento de lucidez; una frase que lo explica todo)
El erotismo actúa como antídoto de la sexualidad definida por su naturaleza bestial: cuando el sexo habla por sí solo expresa las pulsiones más brutales del cerebro reptílico; cuando se manifiesta en el artificio, recoge lo mejor de la civilización que lo produce. Si buscamos similitudes entre la erótica judeocristiana y la erótica china, india, japonesa, nepalesa, persa, griega o romana, no encontraremos ninguna. Más bien, lo contrario de una erótica: odio al cuerpo, a la carne, al deseo, al placer de las mujeres y al goce. No hay ningún arte de goce católico, sino un dispositivo omnisciente castrador y destructor de toda veleidad hedonista.
Michel Onfray en La fuerza de existir: Manifiesto hedonista. Lectura recomendable. El título es una simplificación, claro. Lo que Onfray plantea es que el más «cochino», animal y brutal de los sexos, es, precisamente, el que se «ejecuta» con meros fines reproductivos. Quizás sea ése el motivo por el que el catolicismo lo repudia.
Cualquiera puede realizar cualquier cantidad de trabajo, siempre que ese trabajo no sea lo que se supone que debería estar haciendo en ese momento.
(Robert Benchley, actor, crítico teatral y humorista estadounidense)
Pero, por aquel entonces, fui dándome cuenta poco a poco de que el Antiguo Testamento, debido a su versión manifiestamente falsa de la historia del mundo, con su Torre de Babel, el arco iris como signo, etcétera y al hecho de atribuir a Dios los sentimientos de un tirano vengativo, no era más de fiar que los libros sagrados de los hindúes o las creencias de cualquier bárbaro.
Me resulta difícil comprender que alguien deba desear que el cristianismo sea verdad, pues, de ser así, el lenguaje liso y llano de la Biblia parece mostrar que las personas que no creen —y entre ellas se incluiría a mi padre, mi hermano y casi todos mis mejores amigos— recibirán un castigo eterno.
Y ésa es una doctrina detestable.
La persona que no crea de manera segura y constante en la existencia de un Dios personal o en una existencia futura con castigos y recompensas puede tener como regla de vida, hasta donde a mí se me ocurre, la norma de seguir únicamente sus impulsos e instintos más fuertes o los que le parezcan los mejores. […] Luego, de acuerdo con el veredicto de las personas más sabias, halla su suprema satisfacción en seguir unos impulsos determinados, a saber, los instintos sociales. Si actúa por el bien de los demás, recibirá la aprobación de sus prójimos y conseguirá el amor de aquellos con quienes convive; este último beneficio es, sin duda, el placer supremo en esta Tierra. Poco a poco le resultará insoportable obedecer a sus pasiones sensuales y no a sus impulsos más elevados, que cuando se hacen habituales pueden calificarse casi de instintos.
Estos son algunos de los fragmentos de la Autobiografía (1877) de Charles Darwin mutilados por su esposa, quien juzgó que estaban escritos «con demasiada libertad». Sólo a partir de 1950 se recuperó la versión íntegra del texto. En castellano, se puede encontrar editada por Laetoli.
¿Sabéis quién dijo que todo es relativo? Albert Einstein: el mejor inventor de la historia.
Mi profe, ayer, en otro arranque de lucidez, quiso despedir el trimestre explicándonos que la realidad no existe, que cada cual la interpreta a su manera, etcétera. La frase es literal y quizás no la tontería más grande que ha soltado desde octubre, aunque cueste creerlo. Con esto dan comienzo oficialmente mis vacaciones (¡vacaciones!). Si notáis que baja el ritmo por mi parte, es porque la Bartola y yo necesitamos retomar nuestra intimidad (¡vacaciones!).