El erotismo actúa como antídoto de la sexualidad definida por su naturaleza bestial: cuando el sexo habla por sí solo expresa las pulsiones más brutales del cerebro reptílico; cuando se manifiesta en el artificio, recoge lo mejor de la civilización que lo produce. Si buscamos similitudes entre la erótica judeocristiana y la erótica china, india, japonesa, nepalesa, persa, griega o romana, no encontraremos ninguna. Más bien, lo contrario de una erótica: odio al cuerpo, a la carne, al deseo, al placer de las mujeres y al goce. No hay ningún arte de goce católico, sino un dispositivo omnisciente castrador y destructor de toda veleidad hedonista.
Michel Onfray en La fuerza de existir: Manifiesto hedonista. Lectura recomendable. El título es una simplificación, claro. Lo que Onfray plantea es que el más «cochino», animal y brutal de los sexos, es, precisamente, el que se «ejecuta» con meros fines reproductivos. Quizás sea ése el motivo por el que el catolicismo lo repudia.
«con meros fines reproductivos»… Bueno, esos no me parecen tan meros. Pero INCLUSO ese sexo no creo que tenga nada de cochino. Sí de animal, como todo lo relacionado con los animales, en los que nos incluimos. Y lo de brutal, depende cel carácter de cada uno de los miembros que participe en el acto en si, pero desde luego tampoco es un sine qua non.
Ahora, si al decir «animales» nos referimos a lo que vulgarmente se conoce como «animalada», «burrada», o «estupidez supina», lo que sí me parece que entra en esa categoría es el sólo practicar sexo con fines reproductivos. Además de que sería muy aburrido.
Paso de repetirme, así que tomad enlace
http://acidoprusico.blogspot.com/2010/01/procion-dixit.html
y lo siento por el jamón enlatado
El «manual del goce católico» sí que existe. Los curillas lo llaman «perversiones y desviaciones».
@Luis: Rolfcopter
@Aureus: Sí, claro, lo he expresado mal. Evidentemente no tengo nada en contra de quienes intentan tener un hijo. Planteo la posición extrema: la de que el sexo sólo es lícito para tener hijos. En tal caso, por ejemplo, sería apropiado un anti-condón: un guante de látex que cubriese todo el cuerpo para evitar todo disfrute y dejase libre la punta del pene. Gestos repetitivos hasta la eyaculación y preferiblemente, sentimientos y cara de culpa… En ese sentido: un sexo brutal, inhumano, aburrido, frustrante y posiblemente desagradable, sobre todo para ella.
Aquello que hace del sexo un «arte», algo verdaderamente humano y… «bello», deseable, es todo lo demás, todo el ritual que lo acompaña, desde las caricias a las fantasías, que se traducen, sí, en goce. La lista de perversiones y pecados que menciona Luis.
Condenar la homosexualidad, o el sexo oral (pongamos), porque «no son naturales», no tienen un fin biológico o no se encuentran equivalentes en el mundo animal, es un contrasentido.
Almudena@Almudena:
Y además ni siquiera es verdad eso de que «no son naturales». El sexo oral, y el anal, existen en la naturaleza. El oral entre los grandes simios, sobre todo de él a ella, no es nada infrecuente (y en mucho casos, de él (o ella) a sí mismo, que són más flexibles…).
Leí una vez, pero no te puedo dar detalles, que un estudio sobre la sexualidad de los mamíferos había encontrado un dato sorprendente: La tendencia natural de los mismos (que no es lo que siempre hacen, sino su inclinación hacia lo «más apetecible») daba una tasa de homosexualidad potencial (homosexuales + bisexuales) semejante a la observada en otros estudios en otro mamífero: nosotros. Y era de cerca de un 10%, lo que me soprprendió, y por eso me acuerdo, porque siempre pensé que existiría pero no que fuese tan alta (ni en los humanos). Ahora, sí hay un comportamiento que me parece poco natural, aunque también exista en todos los animales (incluyéndonos a nosotros) pero en un % mucho menor: La abstinencia del sexo. Pero allá cada uno.