Yo sigo presentándoos músicos nacionalistas. Precisamente el otro día os contaba que el nacionalismo tuvo especial importancia en pueblos tradicionalmente dominados por las grandes potencias europeas. Es éste el caso de Chequia, bajo el dominio Austro-Húngaro durante 400 años, hasta la Primera Guerra Mundial. Bedřich Smetanafue el primer compositor checo en usar un lenguaje musical basado en el folklore de su país. Posteriormente influiría en otros músicos nacionalistas checos como Dvořák y Janáček.
Má vlast, o Mi patria, es un ciclo de 6 poemas sinfónicos compuestos entre 1874 y 1879, que retratan distinos aspectos del paisaje y la historia de Bohemia, región occidental de Chequia. El que podéis escuchar en el vídeo es el segundo, dedicado al río Moldava que atraviesa la ciudad de Praga. La dirección corre a cargo de Ferenc Fricsay.
Hoy vamos a escuchar una de las piezas más bellas jamás compuestas: la Misa de Réquiem en re menor KV 626 del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart; obra que dejó inacabada debido a su muerte repentina, a la temprana edad de 35 años. A pesar de ello, fue un compositor enormemente prolífico (los músicos solemos decir que «cagaba sonatas», con perdón). En sus últimas composiciones se hizo patente su gran madurez compositiva. Nos dejó joyas inigualables como la ópera La flauta mágica o el Concierto para clarinete en La Mayor.
La Misa de Réquiem fue su última obra, de hecho no la terminó él, sino su discípulo Franz Xaver Süssmayr, gracias a las indicaciones del maestro. El encargo de la misa fue hecho por un desconocido de aspecto sombrío —más tarde se supo que era un enviado del conde Franz von Walsegg, cuya esposa había fallecido—. Este personaje produjo una fuerte impresión en un Mozart obsesionado con la muerte. Llegó a pensar que era un mensajero del destino que presagiaba su propio fin.
Sin más, dejemos que hable la música. La siguiente interpretación corre a cargo del Concentus Musicus Wien dirigido por el director y violonchelista alemán Nikolaus Harnoncourt.
Más nacionalismo, esta vez inglés. Hoy escucharemos las Variaciones Enigma de Edward Elgar, su obra importante para orquesta.
El nacionalismo musical del siglo XIX fue especialmente relevante en naciones emergentes, deseosas de reivindicar su identidad frente a las potencias tradicionalmente dominantes. Es éste el caso de los nacionalistas checos, húngaros, noruegos, rusos incluso… todos ellos quisieron reinventar su propio estilo musical basándose en su propio folklore, su historia, sus leyendas. Sin embargo, en las potencias dominantes también se dio cierta reivindicación de lo autóctono, si bien, resucitar su «propio» estilo musical, no era sino repetir lo que llevaba siglos escuchándose en toda Europa. Por ello no se suele considerar nacionalistas a autores procedentes de Inglaterra, Alemania o Francia. No hay duda, sin embargo de que Elgar es un compositor característicamente inglés. Tanto es así que el actual himno del Reino Unidohimno de facto de Inglaterra es el fragmento de una de sus composiciones, Pompa y Circunstancia.
Las Variaciones Enigma es una serie de 14 variaciones para orquesta compuestas en 1899. En el vídeo podéis escuchar las 4 primeras, interpretadas por Simon Rattle al frente de la Orquesta Sinfónica de Birmingham, aunque sin duda la más conocida es la novena: Nimrod. Elgar dedicó estas variaciones a «mis amigos retratados en ella» pues cada variación, titulada con unas iniciales (de ahí el «enigma»), muestra un retrato de algunas de sus relaciones más cercanas.
Por cierto, ¿a nadie le suena de nada la primera variación? En ella está basada el tema Clubbed to Death de Rob Dougan para la banda sonora de Matrix. Aquí podéis ver el videoclip, para escuchar el tema entero pinchad en este enlace.
La singular pieza que nos ocupa hoy es obra del pianista y compositor estadounidense George Gershwin. Hijo de inmigrantes rusos de origen judío, manifestó a temprana edad su talento innato para la música. Aprendió a tocar el piano de manera autodidacta, por ello, su técnica nunca fue demasiado ortodoxa, aunque lo compensaba con un gran virtuosismo. El jazz siempre fue una referencia para él, y más tarde su padre lo llevó a estudiar piano en serio con el profesor Charles Hambitzer, quien le descubrió el mundo de la música clásica.
La influencia de esos dos mundos tan aparentemente distintos se hace patente en la pieza de hoy, su Rhapsody in Blue, obra para piano solista y banda de jazz —originalmente, después fue arreglada para orquesta sinfónica por Ferde Grofé en tres ocasiones, y es como la conocemos hoy en día— compuesta en 1924.
En el vídeo que os brindo a continuación, encontramos como piano solista y director al mismo tiempo, probablemente a uno de los hombres que mejor entendieron la música de Gershwin. Se trata del famosísimo y genial pianista, compositor y director de orquesta estadounidense Leonard Bernstein, autor de West Side Story entre otras.
Del nacionalismo ruso pasamos al español, con una de mis piezas preferidas para piano y orquesta compuesta por Manuel de Falla en 1915. Falla es uno de los compositores españoles más importantes de la primera mitad del s.XX y sin duda el más internacional. Su estilo combina elementos del folclore español y el estilo impresionista francés, especialmente notable en esta pieza. De hecho, convivió en París entre 1907 y 1914 con otros artistas como Debussy, Ravel, Dukas y Albéniz, e incluso travó amistad con Pablo Picasso.
A su vuelta a España se instaló en Granada, cerca de la Alhambra. Allí entabló una gran amistad con Lorca, a quien más tarde intentaría salvar del fusilamiento. Cuando la Guerra Civil terminó, Falla huyó al exilio en Argentina donde permaneció hasta su muerte en 1946, a pesar de que el gobierno de Franco le ofrecía una pensión vitalicia si decidía volver a España.
Noches en los jardines de España es, según su autor, una serie de «impresiones sinfónicas» sobre tres jardines:
El Generalife (Palacio de la Alhambra)
Danza lejana (este segundo jardín no es identificable)
En los jardines de la Sierra de Córdoba (fiesta gitana del corpus)
Os dejo una interpretación de Alicia de Larrocha al piano y Charles Dutoit a la batuta. Mi jardín preferido es El Generalife, con sus innumerables fuentes y juegos de agua tan claramente retratados por el piano. ¿Cuál preferís vosotros?