Atención a la explicación del funcionamiento de la homeopatía de Carmen González Sinde, doctora en medicina y en magufadas varias (como lo atestigua su currículum; por cierto, desconocemos si guarda parentesco con la Ministra):
[La homeopatía] utiliza las mismas sustancias que en algún momento pueden provocar una enfermedad y dar una serie de síntomas. Es una medicina reaccional, que pone en marcha el mecanismo de defensa del organismo.
¿De qué me suena esto? No parece una idea tan descabellada. Oh, un momento… Eso ya se inventó más recientemente y se llama vacuna. El funcionamiento de las vacunas se basa en la inyección de antígenos en el organismo (para los amigos, bichitos vivos en pequeña proporción o directamente muertos) para generar una respuesta del sistema inmune antes de que se produzca la inoculación del patógeno (para los amigos, reforzamos las murallas y entrenamos a los soldados antes de que se abalance la caballería enemiga). En tal caso, ¿por qué las vacunas funcionan y la homeopatía no? Porque la homeopatía falla en dos aspectos básicos: trata de curar, no de prevenir, lo cual es ridículo (si el cuerpo ya está enfermo y no reacciona contra la enfermedad, ¿cómo vamos a ayudarle proporcionándole más patógenos?), y, segundo, se basa en un mecanismo de actuación mágico (la cantidad de principio activo es tan baja como que es inexistente).
Realmente la idea de Hahnemann, fundador de la homeopatía, era brillante. Sin embargo, como subrayo en el título de este artículo, no sólo una gran idea es suficiente. Este es uno de los mejores ejemplos de cómo la creencia sin ningún fundamento —en este caso, la creencia en que una sustancia puede actuar de manera mágica tras haber permanecido en el agua, pero, de hecho, sin estar presente— puede echar por tierra una idea brillante y no llevarnos a ninguna parte —en este caso, la homeopatía—, y de cómo el método científico engrasa su maquinaria para proporcionarnos resultados probados que revolucionan nuestra calidad de vida —en este caso, las vacunas—.
La explicacion en si no me parece tan descabellada. Yo diria que simplemente propone que una determinada sustancia puede provocar un efecto de feedback que no solo anule el efecto de la susodicha sustancia, sino resultar en el efecto contrario. Es lo mismo que puede sucederte si en ayunas te tomas un vaso de agua azucarada, te da un bajon de azucares que te puedes desmayar. Lo idiota de la cosa es que ese efecto lo intenten lograr con diluciones en las cuales no hay compuestos ni nada. Pero lo del feedback habria que tenerlo tambien en cuenta a la hora de dar estas informaciones. Al español medio si le dices 100 veces que la homeopatia no sirve para nada, acabara creyendo que eres tu el equivocado…