La primera vez que volví a casa por Navidad tras comenzar el curso en Pamplona, mi familia me pidió que les cantase un villancico en euskera. Sobra decir que no tenía ni idea de euskera, claro, pero sí una gran afición a la mentira, así que, ni corta ni perezosa, decidí improvisarle una oda al Olentxero mezclando los sonidos «k», «t», «tx», «rr» y «g» sobre una conocida melodía de Mikel Laboa. Lo que no conseguí fue traducir la letra de forma creíble, pero hasta ese momento, me lo pasé debuti.
Adriano Celentano, cantante y humorista italiano, compuso en su día algo parecido (aunque bastante más logrado, claro), dando lugar a una divertida parodia del inglés, a ritmo de rock y con acento americano: Prisencolinensinainciusol. Resulta tan creíble, que de no conocer de antemano la trampa, habría intentado averiguar el contenido de la letra. Así que, ya sabéis, si queréis aparentar un alto nivel de inglés, no tenéis más que memorizar algún fragmento al azar y acabar con el correspondiente «¡oll raigth!».
Supongo que resulta más fácil identificar la sonoridad de un idioma cuando no es el propio (sólo así oímos «sonidos», no significados), igual que resulta más fácil detectar las formas características de un albabeto que no sabemos leer (como la escritura cúfica islámica, o la china). Por eso, precisamente, me pregunto cómo sonará el castellano.