Asnadas vaticanas

Sé que llego tarde, (ya estamos en Junio, con eso lo digo todo), pero no quería pasar por alto la última asnada vaticana. Dice el cardenal Antonio Cañizares que la legalización del aborto es más grave que los abusos a menores perpetrados por curas católicos y Ricardo Benjumea, desde la revista Alfa y Omega (editada por el Arzobispado de Madrid), insiste en relacionar abusos y contracepción con las siguientes palabras:

Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal. Ése es el ambiente cultural en el que vivimos, y, sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastilla que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute.

Con lo cual yo me pregunto: si el sexo es sólo procreación y un violador, llevado por sus impulsos repobladores decide no usar condón, con tan buena suerte de fecundar a su víctima, ¿su violación sí tiene sentido? ¿Es menos pecado si sí hay reproducción?

En efecto, señor Benjumea, el sexo es mucho más que gozo y disfrute. Sexo es amor, autoestima, reconocerse a uno mismo a través del propio cuerpo y el cuerpo del otro, sexo es respeto, salud, alegría, y placer, por qué no. Por todos estos motivos una violación jamás podrá ser legal, porque para una de las dos partes, (aquella que, usted supone, sólo fornica cuando se casa para poder procrear), una violación sólo supone sufrimiento: independientemente de que se quede preñada o no, independientemente de que esté casada con su violador, o no.

Un sentido del humor infinito

No creo en Dios, pero, ¿sabéis qué?, ojalá me equivoque. Ojalá Dios exista y tenga un sentido del humor infinito. Ojalá Dios sea un cínico hijo de puta de vuelta de todo. No sería de extrañar, teniendo en cuenta que su obra más perfecta eres tú.

(Jose A. Pérez, alabado sea, en Mi Mesa Cojea)

Aludido

—No sé qué vamos a hacer, pero seguro que Dios nos sacará de esta…
—Calle, me ruboriza.

(House interrumpiendo a la pareja de su paciente, capítulo 19 – temporada 5)

«Con la Iglesia no se discute»

La República fue una página nueva en nuestra historia. Su núcleo y la causa de su destrucción fue el laicismo, porque la Iglesia se dio cuenta de que se jugaba el tipo y puso toda la carne en el asador. Esto no lo entienden los jóvenes porque no lo han vivido y porque en las escuelas el PSOE, que había hecho pactos, eliminó esa circunstancia de los planes de estudio.

Lean esta entrevista del diplomático Gonzalo Puente Ojea realizada con motivo de la presentación de su libro La religión, ¡vaya timo!, perteneciente a la colección ¡Vaya timo! de la editorial Laetoli. Da gusto ver —leer en este caso— a personas sin pelos en la lengua hoy en día, que vivimos instaurados en la cultura de lo políticamente —y religiosamente— correcto.

A propósito, una prueba empírica del timo que supone la religión es la cantidad de entradas que tenemos en esta casa que caen simultánea e irremediablemente en las categorías de Religiones y Política/Sociedad: no debería haber ninguna.

Menú especial de la casa

Situación: un día cualquiera queremos ir a comer a un restaurante. Elegimos el sitio, nos sentamos a la mesa y pedimos la carta. Tras un vistazo rápido, nos decidimos: de primer plato, menestra de verduras; de segundo, pollo frito. El camarero toma nota y al poco rato vuelve y nos sirve un plato con unas cuantas semillas y otro con un huevo frito.

¿Vosotros cómo reaccionaríais? Me interesa especialmente la respuesta de aquellos que piensan que un embrión es una persona.