Con Fedora 8, concretamente. Hasta hoy tenía Fedora 7, y la verdad que estaba muy contento, pero llevaba un par de meses queriendo hacer una instalación limpia de Fedora 8 en la partición que tengo para Linux en mi portátil, idea que se había visto frustrada porque su unidad óptica había muerto… Así que el otro día fui a cambiarla por una nueva y, ya que estaba, le amplié la memoria RAM, porque este portátil tiene que durar hasta que acabe la carrera. ;-)
Y ya tengo Fedora 8. Por lo que he visto hasta ahora, tiene muy buena pinta. Un par de detalles que me han gustado: se inicia mucho más rápido que su antecesor, y la herramienta de actualización gráfica (Yumex) va mucho más rápida. Ya era hora. Esto era lo único que me ponía de los nervios. Si el resto ha mejorado la cuarta parte de lo que lo ha hecho esto, borro Windows (mentira, porque hay programas de la carrera que sólo funcionan con Windows… ¡mierda!).
Sencillez de instalación, sencillez de manejo… Brinda toda la potencia que requiere un usuario avanzado de estos sistemas y a la vez lo veo apto para usuarios más modestos. En este sentido, cada vez tiene menos que envidiar a Ubuntu Linux. A mí particularmente no me gusta éste último porque sólo incluye el escritorio GNOME, y yo soy de KDE.
La única pega que tiene Fedora es que el soporte para reproducir MP3, para montar particiones NTFS, etc., hay que añadirlo después de la instalación manualmente por tema de licencias y demás. Pero bueno, hay excelentes guías por Internet, y lo que no encuentre Google…
Ahora toca configurar todo para dejarlo a mi gusto, tal y como tenía Fedora 7. Después, a trastear, y seguiré dejando por aquí mis impresiones acerca de su manejo. Si hay usuarios de Linux entre mis lectores, tal vez les sean de utilidad. Y al resto, a ver si os arranco de las garras de Microsoft, me lo agradeceréis. ;-)
Actualización (26/01/2008): El soporte NTFS viene por defecto (¡por fin!), así que no hay que hacer nada al respecto tras la instalación.