Dejo el escepticismo aparcado un rato y os confieso que esta mañana me he alegrado un poquito bastante al saber que Obama ha ganado. No es que suponga ninguna novedad, pero después de lo que pasó con Al Gore hace 8 años, uno se espera el pucherazo. El caso es que esta mañana me he sorprendido a mí misma frente al televisor, con la taza del café, el pijama, los rulos (si gastase de eso), mojando magdalenas llena de emoción al ver a Obama saludando a su electorado. Como un cinéfilo que confiesa haber llorado ante la última comedia romántica de Hugh Grant, así debo hoy admitir que también yo me he querido tragar todo eso del cambio. Mañana llegará el cinismo, no os preocupéis, lo de demócrata proamericana me durará poco, pero mientras tanto… snif.
Y ya que abro la veda y comento las elecciones norteamericanas (hasta ahora ausentes en Enchufa2), no voy a omitir lo evidente, el elefante en la sala: ha ganado un negro. Nadie lo creería posible hace unos años, de hecho recuerdo haber visto Head of State en 2003, una película en la que los demócratas elegían a un candidato afroamericano para perder las elecciones. Pero ha sucedido y en Europa, donde miramos por encima del hombro todo lo que pasa al otro lado del charco, en esta Europa tan progre, madre de todas las revoluciones, nunca hubiese sido posible algo así. Más bien todo lo contrario, parece que la xenofobia va en aumento. Quizás sea sólo cuestión de tiempo, quizás sea que aquí la diferencia racial implica también una diferencia cultural (caso que claramente no es el de Obama), pero ¿os imagináis a un moro o un gitano, o a un negro mismamente gobernando España? No lo creo probable.
Pero no sólo eso, Almudena. ¿Te imaginas que te para la Benemérita en la carretera, y el número que te pide la documentación del coche es… negro? Me gustaría saber las joyas que le dedicarían los conductores…
De hecho, tu entrada me ha recordado otra de Pérez-Reverte, «El gendarme de color (negro)». Copio aquí las frases que vienen más a colación:
(…) Estoy sentado en el café parisién (…) [cuando veo] un gendarme franchute, negro azul marino, multa al conductor de una furgoneta. Y el multado, un tipo rubio y con bigote que parece un repartidor de Seur del pueblo de Astérix, asiente contrito. (…) integración es exactamente esto: que un guardia negro ponga una multa, y que el conductor baje las orejas. Y aquí paz y después gloria. Me imagino la escena en España. Y me parto. (…) ¿A mí me va a decir un negrata de mierda dónde puedo aparcar o mear o darle de hostias a mi señora? Venga ya, hombre. Vete a la selva, chaval. A multar en un árbol a la mona Chita.
La verdad es que hay veces que los americanos nos dan buen ejemplo. Vivo en San Francisco y cuando ayer vimos en directo el discurso de McCain reconociendo la derrota (cuando aun no había terminado el escrutinio de los votos) y diciendo que América había hablado y que había hablado claro y que habían escogido a un gran candidato y que no solo le felicitaba si no que se ponía a su disposición y que se alegraba del hecho de que por primera vez un afroamericano fuese presidente y que eso demostraba que EEUU era un gran país… Sin palabras, no me imagino un discurso así por parte del perdedor de turno en España.
Es que el antiamericanismo generalizado y simplista ha hecho mucho daño.
No hay que olvidar que EEUU es la primera democracia moderna del mundo.
Beatriz, recuerdo que en España nadie, nunca, ha perdido unas elecciones :-)
«Ojalá», es la palabra que creo ha marcado estas elecciones en la cabeza de muchos de nosotros, esperemos que poco a poco ese «ojalá» se convierta en un «Ya era hora de que alguien lo hiciese»…
«Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria…»
Por favor B.H. Obama, aprovéchalo
El que describe Beatriz es un bello gesto. Aunque me pregunto hasta qué punto no es más que puro protocolo. Por lo que sé, la admisión de la derrota por parte del candidato derrotado es un hecho rutinario que se repite con cada elección. No es que McCain lo haya hecho motu propio, vaya.
Por lo demás, no creo que el antiamericanismo sea una postura simplista. EEUU tiene cosas maravillosas, claro, pero en general, como potencia dominante económica, militar y lo que es más importante; culturalmente, difunde un modelo aterrador. Esto no quiere decir que los mejores pensadores del mundo, las mejores ideas, los mejores cineastas, los mejores todo no sean de allí. Sí, es cierto, mis películas preferidas fueron rodadas en EEUU, lo cual no me impide decir que el cine americano es una basura.
A ver qué tal lo hace Obama y me reconcilio un poco con el Imperio XD