Así ha calificado Aznar a las políticas lingüísticas de comunidades como Cataluña y el País Vasco (por qué será que siempre se olvidan de Galicia en estos temas). Ahora resulta que el euskera y el catalán van en contra del castellano. Son «instrumentos de coacción» según él (!). Cada día se supera a sí mismo.
Pero yo estoy de acuerdo con él. Tiene toda la razón. Lo que ocurre es que se confundió de nombres de comunidades cuando escribió el discurso: puso Cataluña y País Vasco cuando lo que quería decir es Navarra. Sin duda hace falta una reforma. La política lingüística del nacionalismo (español) plantea un grave problema de libertad. Aznar dice que hay que «ofrecer modelos lingüísticos eficaces y respetuosos con la pluralidad». Lo dicho, toda la razón, porque hay mucha gente aquí en Navarra (sobre todo en la ribera) que hubiera querido aprender euskera y no hemos podido.
A ver si Miguel Sanz toma nota.
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