Acabo de ver un documental titulado The Yes Men fix the world y quería recomendároslo. Trata sobre las «gamberradas» de una pareja de humoristas-activistas hilarante. La mayoría de sus actuaciones se basan en la misma idea: los Yes Men se hacen pasar por alguna organización, empresa u órgano administrativo importante, crean páginas web falsas con currículos falsos, hasta que algún inocente pica y les llama para que den una conferencia. Una vez allí, y con la máxima seriedad, proponen algún disparate lo suficientemente macabro como para desconcertar a los asistentes, en un lugar donde no se espera una parodia.
Me encantó, por ejemplo, la broma sobre Vivoleum, un combustible alternativo al petróleo, creado con los cadáveres humanos resultantes del cambio climático (eso es aprovechar los recursos). Para demostrar su eficacia, los Yes Men repartían velas a los asistentes y, una vez encendidas, proyectaban un documental conmemorativo sobre Reggie, el voluntario utilizado para fabricarlas. Aunque, en este caso, la broma resultaba evidente, en otras ocasiones, los asistentes a sus conferencias no terminan de captar la ironía: ley de Poe mediante, sus «vibolas», ideadas para la supervivencia humana en caso de desastre natural y protagonistas de la portada del documental, encontraron potenciales compradores durante su presentación. Pero quizás eso sea, en sí, lo más irónico: no es posible concebir una idea lo bastante exagerada, apocalíptica o increíble: siempre habrá alguien dispuesto a hacer dinero con ella.
@Almudena: «Pero quizás eso sea, en sí, lo más irónico: no es posible concebir una idea lo bastante exagerada, apocalíptica o increíble: siempre habrá alguien dispuesto a hacer dinero con ella»
La verdad, yo cambiaría la frase, y en vez de «a hacer dinero con ella» escribiria «a creérsela». Y ése es el real problema, para mi.
Claro que, lo que has escrito tu, es una consecuencia lógica e inevitable de lo que he escrito yo, desde luego. Si hay quien se lo crea, habrá siempre quien se arrime a sacar tajada del incauto. Aunque (y sospecho que es así en la mayoría de los casos) el «negociante» no se lo crea en absoluto.
Acabo de ver el documental (siguiendo tus consejos)… muy bueno; me he reído mucho con los trajes de Hulliburton… maravilloso! Cómo me gusta ese tipo de acidez y socarronería! Muy bueno… gracias por el aviso Almudena!
Saludos!
¡Anda, coño, no sabía que habían hecho otra! Sólo había visto la primera, que recomiendo desde ya a los que no la conozcan. ;)
Quiero uno de esos trajes de garrapata ya. :D