Gracias a New Scientist, descubro la fotografía de Harold Edgerton un artista ingeniero estadounidense del siglo XX, que trabajó sobre la representación gráfica del movimiento.
Precisamente, la invención de la fotografía supuso un gran avance en este campo, pues permitía congelar instantes hasta entonces «invisibles» (por lo fugaces). Gracias a ello, Eadweard Muybridge quiso capturar el galope de un caballo en varias fotografías sucesivas, convirtiéndose así en un precursor del cine.
El sistema usado en muchas de las fotografáis de Edgerton, sin embargo, se basaba en plasmar distintos estadios de un mismo movimiento en una sola fotografía. Para ello utilizaba tiempos de exposición prolongados (tanto como el movimiento que quería retratar) y un estroboscopio que iluminaba la escena de forma intermitente, evitando así que la imagen se convirtiese en un barrido indescifrable.
El estroboscopio había sido ideado por el matemático austríaco Simon von Stampfer hacia 1829 y permitía emitir flashes sucesivos a una frecuencia regulable. Sin embargo, Edgerton amplió sus posibilidades y lo llevó al campo de la fotografía. En 1926, con apenas 23 años y siendo aún estudiante en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, desarrolló un tubo de flash capaz de producir destellos de elevada intensidad en tan sólo 1/1,000,000 de segundos. También desarrolló diversos sistemas para lograr tiempos de exposición ínfimos. Su cámara de alta velocidad sincronizaba el obturador con cada flash del estroboscopio, logrando así rodar secuencias a cámara extremadamente lenta. En la década de los 40, ideó asímismo la cámara rapatrónica para fotografiar explosiones nucleares con todas las dificultades que ello implicaba (una luz cegadora captada a kilómetros de distancia), y tiempos de exposición de apenas 10 nanosegundos (1/100,000,000 segundos). Estos sistemas le permitieron capturar instantes aislados de una duración ínfima, fotografías fugaces que muchos habréis visto:
El valor estético de estas imágenes es indudable. De hecho, Edgerton recibió varios premios de fotografía en vida, colaboró con artistas reconocidos como Gjon Mili y su obra se llegó a exponer en multitud de museos, incluido el prestigioso MOMA de Nueva York. Incluso colaboró en un corto documental ganador de un Óscar: Quicker’n a Wink. De nuevo, un logro científico había abierto puertas a la creación plástica. Sin embargo, Edgerton negaba ser un artista en absoluto:
No me tomen por un artista. Soy ingeniero. Persigo los hechos. Sólo los hechos.
Yo tengo mis dudas. Y a vosotros qué os parece, ¿ciencia o arte?
[…] Congelando el tiempo http://www.enchufa2.es/archives/congelando-el-tiempo.html por Justin hace 2 segundos […]
En más de una ocasión se consiguen compaginar ciencia y arte. En el caso concreto, yo no tengo dudas de que «las dos cosas», hay fotografías increíbles. Y la parte de la ciencia es indiscutible.
Y, @Almudena, en qué pensabas cuando escribías «rodar sexuencias»? ;-)
Autch… tienes razón, llevo demasiado tiempo sin ir a Pamplona. Ahora lo corrijo.
Muybridge es el protagonista de «The Photographer» de Philip Glass». Just FYI
@Almudena, el texto o el viaje? XDDD
Ambos: ciencia y arte. De hecho, cuando son buenos, muchas veces van de la mano.
la ciencia es bonita, y para mi, es ciencia
porque sea bonito no tiene por qué ser arte
Una versión contemporánea de las fotos de Edgerton. Sin estroboscopio y Photoshop mediante, eso sí.
http://www.hongkiat.com/blog/25-beautiful-examples-of-action-sequence-photography/
[…] de la nueva edición de PhotoEspaña 2010, se ha inaugurado una exposición sobre el trabajo de Harold Edgerton, de quien ya hablamos por aquí. La exposición, titulada Anatomía del movimiento, cuenta con 90 […]
[…] que Harold Edgerton inventó sus velocísimos flashes y obturadores electrónicos, las cámaras de alta velocidad se […]