Últimamente vivo con el temor de que la SGAE y sus secuaces alcancen por fin su objetivo y me dejen sin mi mula. Está el ordenador echando humo ante semejante previsión. Como soy un poco agorera, he llevado a cabo el siguiente ejercicio imaginativo: ¿qué pasaría si quitasen de las redes P2P las obras de aquellos artistas que no quisiesen compartirlas?
Bien, si Ramoncín y compañía tuviesen el poder de impedir que sus obras estuviesen en la mula, ésta no desaparecería, ni mucho menos. Quedaría, eso sí, reservada al uso promocional de pequeños grupos nacientes, grupos alternativos o menos comerciales, conscientes de que su producto no tiene cabida en la Fnac, o conscientes de que su negocio está en los escenarios y no en la venta de copias de una grabación.
En este escenario está claro que los grupos disponibles en las P2P, competirían en ventaja contra los dinosaurios de las anacrónicas tiendas de discos. Unos llenarían conciertos, ganarían popularidad, destacarían en una red libre de bisbales y compañía, mientras los otros perderían poco a poco su audiencia. Puede que no a corto plazo: la popularidad de muchos artistas es anterior a las redes P2P, pero a largo plazo, ningún grupo podría surgir «de la nada», sin el apoyo promocional de internet: los dinosaurios se adaptarían o perecerían.
De hecho, últimamente me he planteado el papel de internet como potencial sucesor de la televisión. Una televisión mucho más dinámica, en la que cada cual puede elegir los contenidos que le interesan, verlos una y otra vez, aportar su propia voz… esto es, una televisión infinitamente mejorada, pero que cumple el mismo papel que la televisión al fin y al cabo: un medio de comunicación y entretenimiento, mantenido en gran parte gracias a la publicidad. Por eso, cuando los artistas se niegan a que su obra se distribuya por este medio, me imagino una situación paralela en la que los grupos musicales se negasen a cantar en televisión ante el temor de que la gente grabase sus actuaciones y dejase de comprar sus discos. No sé vosotros, yo soy una pirata de las antiguas: con mi radio cassette solía grabar las canciones que oía en la radio. Pero esto sólo conseguía aumentar mi interés por esos grupos. Sé que no es lo mismo, que la mula me facilita el trabajo, pero sin duda se trata de un fenómeno paralelo.
Por otra parte, ¿qué artistas podrían vivir de la venta de discos en un panorama donde otros divulgan más fácilmente su obra? ¿Qué discos podrían venderse? Está claro, por ejemplo, que la música más comercial lo tendría jodido. ¿Qué sentido tendría comprarse por 20€, 50 minutos de música que en unos meses habrá caducado? Las canciones del verano se llaman así porque no tienen interés más allá del verano. En cambio, el disco sólo es vendible como objeto fetiche. Sólo alguien con mucho interés en un artista determinado desearía poseer un «original»: el disco, con sus carátulas, los comentarios del autor… Sólo artistas encumbrados (que no comerciales), los Beatles digamos, podrían obtener beneficios por esta vía. Lo cual tendría sentido: ya que su aportación a la cultura no es perecedera, los beneficios que obtienen de ella, tampoco lo son.
Por eso os digo, no temáis compañeros. Sólo tiran piedras contra su propio tejado y si finalmente consiguen hundirlo, ellos mismos querrán repararlo. Si no existiesen las redes P2P, los artistas las habrían inventado.
Magnifica entrada. Totalmente de acuerdo. Creo que Internet como alternativa a la televisión ya se deja notar bastante, no seremos tan pocos los que vemos televisión ya prácticamente sólo a través de los blogs, las redes sociales y los contactos por el messenger. Y en cuanto al tema «tele familiar» hace ya un par de años que en casa funcionamos con la UbuntuTelevisión y tan contentos. El desco de la TDT fue tirar el dinero, porque ha quedado desfasado antes de que haya empezado a sintonizar correctamente los canales. Son los couch potatoes viejitos los que van a heredar la TDT, pero con esa audiencia no le veo mucho futuro.