Y qué mejor manera de hacerlo que con música. Después de tanta precampaña, campaña, reflexiones, votaciones, encuestas, sondeos, recuentos… ¡uf! Dejémonos llevar por los sentidos. Sirva de recordatorio: Concierto de la Banda Sinfónica del CSN, esta tarde a las 19:30 h. en el auditorio del Conservatorio Superior.
Como obra destacada en el concierto de hoy, os hablaré un poco de The Year of the Dragon del compositor inglés Philip Sparke. La obra se compone de tres movimientos (rápido – lento – rápido), a la manera de las sinfonías clásicas:
- Toccata. Molto allegro con malizia, indica el autor al comienzo. Tiempo rápido de estilo fugado, con grandes contrastes tímbricos y dinámicos. Utiliza las disonancias con inteligencia. Tras una introducción sorpresiva, el tema (que tiene reminiscencias de la cabeza del poema gregoriano Dies Irae) es presentado por los instrumentos de madera de manera enérgica y muy acentuada.
- Interlude. Tiempo lento y más homofónico, aunque las voces no se mueven a la vez, jugando siempre con la apoyatura y el retardo, consiguiendo constantes disonancias que se resuelven sucesivamente a la par que dan paso a otras. Canta el corno inglés (o el saxo alto, en su defecto) un tema que pide flexibilidad. La sección central va ganando volumen y tensión hasta un clímax que estalla de repente, para cerrar el tiempo con el mismo tema que al comienzo.
- Finale. Tiempo molto vivace y enérgico. Las maderas crean un ambiente de excitación y confusión mediante rápidos pasajes de semicorcheas que suben y bajan sin parar, hasta que entran los metales con el tema, cantando con majestuosidad y determinación. Los pasajes de semicorcheas siguen sonando durante el desarrollo de todo este tiempo, creciendo en instrumentos y en confusión, hasta la sección final que desemboca en un accelerando y un final apoteósico.