De los grandes nacionalistas del siglo XIX, aún no habíamos hablado de Edvard Grieg, pianista y compositor. Es el más conocido de los músicos noruegos de su época. Frente a la tradición europeísta, la obra de Grieg pretende dotar de una identidad cultural distintiva a una nación emergente como Noruega: un país que había estado largamente sometido a Dinamarca (1450-1814) y Suecia (1814-1905), hasta lograr su independencia en 1905. Para ello, como tantos otros nacionalistas, Grieg se inspiró en el folklore de su tierra, sus tradiciones y leyendas, sus paisajes…
Peer Gynt fue originalmente una pieza de música indicental (música «de fondo», a modo de banda sonora, para alguna representación escénica). Fue compuesta en 1876 para la obra de teatro de Henrik Ibsen del mismo nombre. La partitura original tenía un total de 23 movimientos. Más tarde, en 1888 y 1891, Grieg seleccionaría los 8 mejores para dar forma a las dos suites orquestales por las que se conoce actualmente la pieza.
Mi suite preferida y, probablemente la más conocida, es la primera. Sus cuatro movimientos son excepcionales. Probablemente todos habréis oído en más de una ocasión La mañana o En el salón del rey de la montaña. Sin embargo, yo, sin duda, me quedo con el segundo movimiento, La muerte de Asse, de un dramatismo tan exagerado que resulta casi liberador.