Gracias al concurso de la Fotoviñeta, llegó hace un año a mi casa el libro de Steven Johnson, El Mapa Fantasma, bastante recomendable en general. El libro trata de las investigaciones de John Snow sobre la propagación del cólera en el Londres del siglo XIX. John Snow fue también uno de los pioneros en el uso del cloroformo y su estudio sistemático: Johnson cuenta en su novela, cómo el médico londinense se utilizaba a sí mismo como sujeto de experimentación, respirando cloroformo, apuntando las dosis y cronometrando cuándo tardaba en despertarse. Una de sus primeras pacientes fue una embarazada: Snow y un colega, el tocólogo James Simpson, practicaron el primer parto sin dolor de la historia en 1948. Al parecer, la madre quedó tan agradecida que llamó a su hija Anestesia.
Inevitablemente, todo esto llevaba a una reflexión inquietante: en efecto, la anestesia se inventó a mediados del siglo XIX (se atribuye al doctor Crawford, de Georgia, su primer uso en una operación, en 1842). Sin embargo, la cirugía es bastante anterior. La primera mastectomía documentada, por ejemplo, data de tiempos de los romanos (siglo I d.C.). Gore, ¿a que sí?
Después de leer aquello le monté un pequeño templo en mi cuarto a la medicina del siglo XX, y después de ver esta galería con fotos de utensilios médicos antiguos, creo que voy a empezar a ponerle una velita cada noche. El repertorio es bastante monstruoso, sin embargo, yo me quedo con esta imagen, la única que tiene una vis ciertamente cómica:
Esta peculiar herramienta se utilizaba para introducir humo de tabaco por el recto de los pacientes con varios fines médicos. Uno de ellos consistía en la reanimación de las víctimas de un ahogamiento, pues se creía que el calor en esa zona facilitaba la respiración (me pregunto quién sería el primero al que se le ocurriría). La eficacia de esta práctica pronto comenzó a ponerse en duda y de ahí surgió la expresión en inglés «blow smoke up someone’s ass», (literalmente, inflar con humo el culo de alguien), que significa tomarle el pelo o venderle la moto a alguien.
Hace unos meses Guillermo me envió un post sobre esta curiosa manera de «socorrismo anal» :)
Te dejo el enlace por si quieres ampliar el post.
http://aldea-irreductible.blogspot.com/2009/07/socorrismo-la-curiosa-manera-de-1807.html
Un saludo! :)
Yo sobre todo me pregunto quién sería el primero al que se le ocurriría.
«¡Cuidado! ¡Se ahoga! ¡Metedle humo por el culo!»… ¿y los demás presentes no se parten el culo? No sé, no lo veo, no soy capaz de imaginarme la situación.
Pero qué bien vivimos ahora!
Recomiendo a todo el mundo que vea (y lea) la galería de artefactos médicos que cita Iñaki.
Repito: Pero qué bien vivimos ahora!
La cito yo, Aureus… me voy a poner celosa.
Perdón, sorry, desculpa, barkatu, pardonnez-moi…
Ha sido uno de esos errores tontos que no tienen justificación. Lo siento.
De todos modos, no te pongas celosa, no vale la pena: con lo guapa, inteligente, simpática y agradable que eres, si fuera el caso, enseguida encontrabas otro… Y si no, por lo menos, te será más fácil perdonarme la equivocación, no? ;)
Bueno, así está claro que no me queda otra que perdonar la equivocación…
[…] Medicina gore. […]