(Esta anotación se publica simultáneamente en Amazings.es)
La Expedición Malaspina por fin vuelve a Cartagena. Cuesta creer que ya hayan pasado 7 meses desde que embarqué en el Hespérides para acompañarla en su partida. Ayer me sorprendió el 13 de Julio con prisas en el calendario y me acordé, sobre todo, de la dotación: los marineros, cabos y oficiales que han pasado ya 7 meses enteros en alta mar, echando de menos a sus familias, cómo no, pero también una cama amplia o una ducha que no se bambolee incansablemente mientras uno intenta enjabonarse y entonar el «Oh sole mio» al mismo tiempo. Me acordé, sobre todo, de un jovencísimo electricista (qué rabia no recordar su nombre…), totalmente cubierto de tatuajes, que no se cansaba de repetir lo mucho que añoraba a su pareja y a su pequeña hija: hoy por fin podrá verlas. Será un gran día, no sólo para la ciencia.
Pero también, por supuesto, para la ciencia. Durante estos siete meses, la Expedición Malaspina, la mayor expedición marina española de la historia liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC), ha dado su primera vuelta al mundo. Ha recorrido cerca de 32.000 millas náuticas (unos 60.000 kilómetros). Ha explorado los distintos océanos de nuestro planeta azul. Ha visitado las costas de Río de Janeiro, Ciudad del Cabo, Sidney, Honolulú y Cartagena de Indias entre otras. Ha tomado miles de datos y muestras (con sus correspondientes Nachoetiquetas) de agua, aire, contaminantes y todo tipo de formas de vida, coordinando el trabajo de más de 400 investigadores de todo el mundo y consolidando una impresionante base de datos y muestras llamada muy oportunamente Legado Malaspina, ya que parte de ella quedará reservada para los científicos de dentro de 30 años (esos que ahora están en el colegio).
Y, con todo, el principal viaje de Malaspina aún no ha ni empezado. Aún queda mucho trabajo por hacer: muchas muestras que analizar, muchos datos que extraer, muchos estudios por realizar y muchas teorías que formular. Aún nos quedan por ver todos los descubrimientos que los científicos de la expedición podrán extraer de esta impresionante aventura. Esa será la segunda vuelta al mundo de Malaspina (sin postales, eso sí): la de los nuevos conocimientos aportados por sus investigadores.
Desde aquí me gustaría dar la bienvenida a todos esos científicos, a los estudiantes y los investigadores (con especial cariño para los integrantes del primer leg) y mandarles mucho ánimo para el duro, aunque emocionante trabajo que les espera. Seguiremos de cerca esta segunda parte de su viaje.