(Esta anotación se publica simultáneamente en Amazings.es)
Muchos de vosotros veréis la palabra homeopatía e inmediatamente pensaréis que la recurrencia comienza a ser cargante. Y es cierto, pero no menos recurrente resulta el hecho de que, a los autores de blogs como este, no dejan de llegarnos comentarios de personas que siguen defendiendo este timo a capa y espada. Esto, por lo menos a mí, me produce una sensación de impotencia en un primer momento para después dejar paso a las ganas de seguir combatiendo contra la charlatanería.
La fauna de defensores de la homeopatía cuenta con miembros de muy diversos tipos. Los hay que directamente no tienen ni idea de qué es ni de qué hablan, y lo denotan rápidamente cuando hacen mención a prácticas que nada tienen que ver como la medicina llamada «natural», las hierbas, los remedios tradicionales, etc. Hay quien sabe perfectamente de qué se trata, pero cree ciegamente en sus propiedades mágicas, e incluso hay quien le da lo mismo todo lo anterior y simplemente se escuda en el ya mítico «a mí me funciona». No obstante, muy de vez en cuando, aparece alguien pretendidamente científico —y que acusa, por consiguiente, al resto de «anticientíficos»— que enarbola con orgullo algún que otro estudio.
Estos últimos son los que me interesan en esta ocasión porque los estudios a los que aluden representan a menudo los casos más flagrantes de mala ciencia. Véase si no este comentario recibido en una entrada reciente. En él se referencian dos artículos concretos que podemos encontrar en PubMed: Large-scale application of highly-diluted bacteria for Leptospirosis epidemic control (homeopatía para el tratamiento de la Leptospirosis) y Homeopathy for childhood diarrhea: combined results and metaanalysis from three randomized, controlled clinical trials (homeopatía para el tratamiento de la diarrea infantil). Para el primer artículo, pueden encontrarse rápidamente referencias que diseccionan a la perfección los numerosos fallos que lo invalidan como pieza científica. Para los ávidos lectores, aquí un buen análisis en español y otro más exhaustivo en inglés; para los más vagos, desvelo su error de diseño más importante: no existe un grupo de control con placebo.
El segundo no es un estudio propiamente dicho, sino un metaanálisis. Un metaanálisis es una revisión sistemática y estructurada de los estudios clínicos (bien realizados, se entiende) existentes hasta el momento sobre un tema determinado. Son de gran relevancia ya que nos ofrecen una visión global: es como si convirtiéramos un montón de pequeños estudios en uno solo con un tamaño muestral mucho mayor, por lo que los resultados tienen mayor peso estadístico… si se hace bien, claro Supongo que los lectores de esta entrada, al igual que yo, no serán grandes expertos en realización de metaanálisis. No obstante, el que tenemos entre manos tiene errores tan claros que cualquiera con unos mínimos conocimientos puede identificarlos.
Todo empieza con la selección de estudios que hacen los autores —la señora Jacobs (quédense con ese nombre) et al.—. Los estudios sobre los que se centra el análisis son tres (referencias 10, 11 y 11): Homeopathic treatment of acute childhood diarrhoea, de Jacobs et al.; Treatment of acute childhood diarrhea with homeopathic medicine: a randomized clinical trial in Nicaragua, de Jacobs et al., y Homeopathic treatment of acute childhood diarrhea: results from a clinical trial in Nepal, de Jacobs et al. ¿Ven algo raro? Efectivamente: solo hay tres estudios, todos dan resultados positivos y todos tienen como investigadora principal a la señora Jacobs, la misma que firma el metaanálisis. Esto tiene un nombre: selección ventajosa o, en lenguaje llano, «yo me lo guiso, yo me lo como».
Esto no es prueba de nada, por supuesto, pero, de entrada, debe ponernos alerta. Y es que resulta que esos tres estudios que analiza no están bien realizados. Podríamos entrar a inspeccionar y refutar cada uno de ellos, como ya se ha hecho; sin embargo, no merece la pena porque, aun asumiendo que son completamente válidos, los fallos del propio metaanálisis nos permiten desecharlo.
Veamos los materiales y la metodología: 247 niños en total con edades comprendidas entre los 6 meses y los 5 años, todos ellos con una diarrea de no más de 7 días. Los que habían recibido medicación antidiarreica, así como los pacientes con una diarrea severa que requería hospitalización, fueron excluidos del estudio. Se describe un método de aleatorización del todo ineficaz, como se verá, para dividir la muestra en dos grupos: uno con tratamiento homeopático y otro de control con placebo. El tratamiento de rehidratación indicado para estos casos, sin embargo, no se interrumpió.
Los autores admiten que el proceso de aleatorización produjo una disparidad de altura y peso entre los dos grupos: el grupo del placebo estaba constituido por niños significativamente más jóvenes y más pequeños que los del grupo del tratamiento. Y, sin embargo, esto no les impide afirmar con contundencia en las conclusiones que el tratamiento homeopático reduce «de forma consistente» la duración de la diarrea en… 0.66 días.
Resumiendo, las evidencias científicas existentes dejan claro que la homeopatía no funciona más allá del placebo; por enésima vez, queda dicho. Y ante cualquier viejo estudio que quieran esgrimir para defenderla, enarquen las cejas: con toda probabilidad se trate de un ejemplo de mala ciencia de libro.
¿Cómo es que nadie ha entrado a deciros que os pagan las multinacionales farmacéuticas?
¿Se habrán rendido?
¿Quien les paga? ¿Las farmacéuticas? Por favor a unos dichosos escépticos que se la pasan obviando un monton de referencias, y citando solo dos estudios para invalidad la homeopatía.
Lo que es de agradecer es el estereoptipo de «a mi me funciona», yo pordía invertir el argumento alegando que un medicina X no es válida por que «a mi me funciona». Es simplemente irrelevante al momento de discutir las evidencias en homeopatía.
¿Quién se rinde? ¿O es lo que quieres Alejandro?