Recupero aquí una idea del abogado Carlos Sánchez Almeida publicada en Kriptópolis hace cuatro años:
Compartir la conexión a Internet con el vecino no debería ser considerado delito, sino únicamente un incumplimiento civil de contrato, un contrato que por otra parte es claramente abusivo: si se contrata un ancho de banda permanente, su utilización debería ser decidida por el usuario, y no por la empresa de telecomunicaciones.
La legislación represiva tiene un efecto perverso: estimula la imaginación, nos obliga a pensar distintas posibilidades de la tecnología. Como dijo John Gilmore, Internet siempre reacciona frente a la censura como un cuerpo orgánico, buscando alternativas para evitar la infección. Cuando me di cuenta de por dónde iban los tiros, empecé a darle vueltas a las posibilidades de la tecnología inalámbrica para eludir la represión. Hoy puedo decir que gracias al brazo tonto de la Ley, disponemos del argumento definitivo de la defensa.
Como han tenido ocasión de comprobar los amigos que me visitan, la hospitalidad de mi casa no se limita a una copa de brandy. Si tengo conexión permanente a Internet, es un desperdicio no usarla. Si me sobra ancho de banda, que lo disfrute el amigo, o el vecino. Dejar la conexión wi-fi abierta es todo un detalle de urbanidad, que además cumple una función revolucionaria: hace inútil cualquier investigación policial basada exclusivamente en la IP.
Si una conexión wi-fi está permanentemente abierta, es imposible demostrar la procedencia de cualquier transmisión basada en esa IP, que puede tener su origen en cualquier ordenador situado en un rango de cien metros. Si multiplicamos esas conexiones abiertas a lo largo y ancho de la ciudad, el efecto expansivo es revolucionario.
Sin orden de entrada y registro, una simple IP no prueba nada. Señores parlamentarios, muchas gracias: han conseguido socializar mis delitos. Compartir siempre es bueno: ha llegado el momento de la insurrección wireless.
La negrita es mía, aunque el fragmento entero no tiene pérdida. Hace unos meses, Bruce Schneier, criptógrafo y experto en seguridad, realizaba una reflexión semejante en la revista Wired y la comentamos por aquí en su día. La pasada semana volvíamos a tratar el tema, planteando una vez más la Insurrección Wireless como defensa contra el cerco al P2P que estamos viviendo últimamente.
Hoy vuelvo a insistir, siento repetirme, pero es que ellos no descansan. Todo esto viene a colación de que, de momento, ya tenemos un precedente:
Un tribunal alemán de apelación acaba de dictaminar que el titular de una red inalámbrica abierta no es responsable del uso que de su conexión puedan hacer terceras personas.
Este tribunal revoca así la sentencia de otro de menor rango, donde se afirmaba que quien no protege su red wifi se convierte en responsable del uso que otros puedan hacer de ella, una sentencia que había sido esgrimida por la industria del entretenimiento como amenaza a los usuarios cuya IP fuera identificada compartiendo archivos protegidos por derechos de autor.
Las buenas,
No comento por aquí por falta de tiempo, y porque suscribo lo que dices: si tuviese WiFi yo también la dejaría abierta. Lo que pasa es que soy un fetichista, y me van más los cablecitos :P
Oye, y, ya que estoy, te paso una joya que vi ayer. Muy probablemente tú también la hayas leído pero, si no es así, no me cabe duda de que te gustará: La solución defintiva para garantizar derechos fundamentales: cifrar toda la Internet (Microsiervos)
Porque no se puede poner puertas al campo.
Sí, lo he leído. No es una solución definitiva en mi opinión. Más bien no existe una solución definitiva. En Microsiervos informan y muy bien, pero las verdaderas perlas estaban en la página de eDans y en Kriptópolis.
Precisamente hace un rato he dejado programada para mañana una entrada que habla de este tema. Por la tarde la podréis leer. Yo estaré en la Expo de Zaragoza, porque tengo dos conciertos.
Si todos los poseedores de internet dejasen sus redes abiertas los futuros adquisidores potenciales de red se lo pensarian antes de pagar, pudiendo cogersela al vecino por la face, con lo que al final pagarian unos pocos y se conectarian muchos, y lo harian a velocidades muy bajas…
es una hipotesis, de lo contrario seria muy bonito y muy filantropico romantico revolucionario…