Este fin de semana estuve en Pamplona, impuntual pero presente en la I Jornada de Blogs&Ciencia. El encuentro transcurrió entre ideas felices y conversaciones interesantes, sazonadas con la alegría y las ganas que teníamos todos de estar allí. Durante el día atendimos a las charlas que cada ponente había preparado. Por la noche, teníamos una cita inexcusable con los bares de la zona.
¿Y todo esto qué tiene que ver con el título del post? Pues que el sábado por la noche, tras despedirnos de los demás bloggers, Iñaki y yo tuvimos que atravesar la zona de discotecas de Pamplona de camino a casa… La escena era habitual, pero puede que de tanto tiempo sin tenerla delante hubiese llegado a olvidarla. Puede que por eso me impactara tanto. Quinceañeras con cinturones anchos y la carne helada de gallina. Tacones imposibles. Caras como puertas pintadas. Disfraces. Caricaturas rematadas por los correspondientes grititos agudos, el pavo resubido, el hacerse la tonta…
Y sin embargo, me doy cuenta, el problema no es la minifalda. No es la desnudez, ni una opción estética determinada. El problema es, precisamente, que no se trata de una opción, sino de la sumisión a una imagen caricaturesca, pueril y boba que degrada a las mujeres y las convierte en muñecas.
Precisamente ayer vi un vídeo sobre la Barbie donde se decía que, de existir realmente la despampanante rubia, no se podría mantener en pie debido a sus proporciones. Las que sí caminan, modelos estiradas, actrices al photoshop, no son iconos más realistas. En Europa se perdió hace poco una oportunidad de oro para controlar este tipo de imágenes difundidas por los medios, por culpa de unos eurodiputados españoles. Por lo que a ellos respecta las niñas pueden seguir aprendiendo a despreciarse, a reflejarse en estereotipos antinaturales e inhumanos para los que la imagen lo es todo. Las niñas degradadas, caricaturizadas, atontadas: convertidas en muñecas.
Me estoy volviendo una misógina sin remedio.
No creo que seas misógina, es la realidad. Espantarse por la actitud juvenil femenina no es detestar todo el género. La mayoría… Con esas edades puede ser cierto que la mayoría está en la calle, vendiendo sus vergüenzas a precio de adolescentes miradas nerviosas.
Pero, a la salida de la adolescencia, la mayoría no está en la calle. La mayoría se disuelve, se esconde por las esquinas y es cuando se borra el libro. Sí, ese libro de los gustos que dicen que está en blanco. Para los chavales está escrito por la moda. A otras edades van borrando y enmendando.
La única libertad posible es ir por la vida con ese libro en blanco.
Muy de acuerdo con Eugenio Manuel. Solo tengo que recordar mi adolescencia. Yo mismo, mis amigos y amigas de esa época no nos reconocemos ahora en esos jovencitos/as de aquellos años que vemos en las fotografías.
Las modas «golpean» con mas fuerza en determinadas edades y en determinadas costumbres, pero pasado un tiempo la mayoría de la gente consigue alejarse de su radio de acción.
Con el paso del tiempo se aprecia mas la libertad personal,… o por lo menos, es lo que me ha pasado a mi.
Sí, pero precisamente, sabiendo que a ciertas edades se es especialmente vulnerable ¿no sería aconsejable que se controlase la imagen de la mujer que difunden los medios? Quizás no sea un tema crítico pues, en efecto, también existen ejemplos positivos que emular: ministras, escritoras… Pero ésa no es la pauta y cuantas más series norteamericanas veo, cuantas más revistas «femeninas» me cruzo en mi camino, siento que algo está profundamente podrido.
Por lo demás estoy de acuerdo: la adolescencia se cura junto con el ridículo acné. Me pregunto si a algunas no les quedarán secuelas.
Sí, habría que controlar la imagen que de la mujer difunden los medios, pero, ¿quién o quienes lo van a hacer? Son los propios medios y un buen número de multinacionales los que alientan que los medios difundan esa imagen de la mujer.
Creo que el problema debe ser atacado por otro sitio, que no es nada fácil por otra parte, me refiero a la concienciación (no es exactamente la palabra que quiero emplear, pero va por ahí).
Ya se que es dificilísimo hablar con un/a adolescente de estos temas e intentar hacerle ver esto que estamos comentando, pero me parece que es mas difícil enfrentar a los medios y explicarles que no es del todo correcta su forma de proceder. Los medios ven en los adolescentes un mercado faćil, muy fácil, y no van a renunciar a esto así como así.
Yo en cualquier caso veo que, por fortuna, con el paso del tiempo se tiende uno/a alejar de las modas.
Y me parece que tienes razón en lo que dices de si les quedarán secuelas. La misma adolescencia deja huella, por lo tanto, lo que rodea a ésta también deja huella.
Pero aún siendo quizás un poco ingenuo, me gustaría pensar que tampoco tiene que porqué ser una secuela permanente, la de la moda me refiero.
A mí también me gustaría pensar que la esclavitud de la imagen se pasa con la adolescencia, pero todos los días estamos viendo que no es así.
La imagen que nos están vendiendo a todas horas es la de la muñeca, complemento ideal del hombre triunfador. Las dietas, lo light, los tratamientos de belleza, son un negociazo que exprime a la mujer (y al hombre) durante la mayor parte de su vida.
Dove hizo un vídeo que me impactó hace algún tiempo, y sigo haciéndome la misma reflexión. No es justo que nos pasemos la vida en busca de una imagen ideal -no sólo en lo físico- que nos han impuesto los medios.
Espero que esto sea una locura pasajera, y no dure más de un par de generaciones, porque el agobio estético que estamos viviendo no puede llevar a nada bueno.
(perdonad el pesimismo) ;)
Qué fuerte el vídeo. ¡Gracias por el enlace!
En cualquier caso estoy bastante contigo, dorwirin. Supongo que tampoco soy muy optimista. Si bien es cierto que hay bastantes y honrosas excepciones, la imagen de la mujer más difundida por los medios, no es precisamente la de una independiente, inteligente, autónoma… sino la de la muñeca.
Pero se irá corrigiendo… ¿no?