El viernes asistí al debate convocado por Ahora Madrid en Casino de la Reina sobre su propuesta para declarar Madrid zona libre de transgénicos. Debo reconocer que llevé conmigo bastantes dudas sobre mi propia pertinencia: a fin de cuentas, ni soy biotecnóloga ni creo haberme informado lo suficiente sobre un tema tan especializado. Sé lo que es un gen, eso sí, que ya es más de lo que se le puede pedir a la mayoría de los españoles. Pero, precisamente por eso, pongo en duda que un tema de semejante calado sea una cuestión de «opinión», susceptible de debatirse en una asamblea abierta.
La función de las ponencias que abrieron la convocatoria era cubrir precisamente ese hueco de desinformación. Costaba entender, por tanto, la poca formación específica en el tema de algunos de los ponentes, entre los que se encontraba un solo investigador y una licenciada en biotecnología. Para mi sorpresa, no obstante, las tres primeras presentaciones resultaron bastante elaboradas. Pablo Salustegui (no he conseguido averiguar su formación) se centró en algunos de los problemas socio-económicos derivados de las patentes que protegen muchos de estos productos biotecnológicos. Gabriela Vázquez, licenciada en biotecnología y portavoz de Ecologistas en Acción, puso en relieve la dificultad de garantizar la independencia de los organismos científicos encargados de evaluar la seguridad de estos productos (como la EFSA). La ponencia más constructiva, no obstante, fue la presentada por David Foronda, investigador biotecnólogo y representante del Círculo Podemos Ciencia. David lamentó que no se hubiese consultado a este círculo antes de elaborar la propuesta, pero, sobre todo, adoptó una postura conciliadora haciendo lo que resulta tan deseable en estos casos: separar el grano de la paja y abordar los problemas de manera independiente. De hecho, las dos primeras ponencias centraban su hilo argumental a favor de la propuesta de Ahora Madrid en problemas «derivados» de los transgénicos, como son su explotación comercial o la independencia de los organismos que los evalúan, pero no en propiedades inherentes a los OMG en sí. Es, por tanto, posible dirigir propuestas hacia la solución de estos problemas específicos sin oponerse de manera total a una tecnología que, como tal, puede utilizarse para mejorar las vidas de muchos seres humanos.
En este punto, las posturas parecían, al menos, remotamente conciliables si bien, como asistente no especialista en el tema, me quedé con la impresión de que los tres ponentes habían ofrecido información contradictoria entre sí. Esto resulta inevitable cuando se expone un tema tan complejo al público. A fin de cuentas, un ciudadano, en base a datos e información objetivable, puede decidir cuáles son sus prioridades o qué nivel de riesgo está dipuesto a asumir en cuestiones que afectan a su economía o su seguridad, por ejemplo. Pero no puede decidir (simplemente porque no tiene la formación suficiente) cuáles son esos «datos e información objetivable». Para llegar a ese punto, el punto de la «opinión», es necesario que un grupo de expertos en el tema consensúe la información que se va a ofrecer y sobre la que se va a trabajar: el mínimo común objetivable. Desde mi asiento no percibí que se hubiese logrado algo así, más bien todo lo contrario. Y eso, ciñéndome a las primeras ponencias que, insisto, fueron las más razonables. Las dos últimas y, muy especialmente, la de Yago Rosa (supuestamente «pro-transgénicos», pero que funcionó como un lamentable caballo de Troya gritando datos inconexos al azar extraídos de su libreta o de su móvil) fueron un galimatías y no aportaron nada más que ruido y tensión entre dos bandos que venían predispuestos al enfrentamiento.
Esta predisposición quedó clara durante el turno del público. Si bien las primeras respuestas fueron constructivas y cargadas de sentido común, muy pronto se dejó ver la irritación que la propuesta de Ahora Madrid había causado en gran parte del público. La cosa no llegó a las manos y en general transcurrió con bastante educación (pese al triste nivel argumental de algunas de las respuestas). Pero, razonablemente sorprendido, un representante de Ahora Madrid resaltó la gran agresividad que había suscitado este tema a través de las redes sociales.
Razonablemente sorprendido, sí. O, al menos, a mí también me sorprende, tratándose de un tema que requiere tanta especialización (tanto en biotecología como en legislación internacional, por ejemplo). Y me sorprendió todavía más encontrar una sala llena de escépticos en un entorno donde me esperaba otro tipo de mayoría. Lo cual me hace pensar que la visceralidad en torno a este tema no la despiertan los genes de los tomates, sino la poca visibilidad de una izquierda racionalista que existe pero que se siente injustamente desplazada por esa caricatura de herbolario, paradójicamente urbanita, que se ha impuesto en el imaginario colectivo. La misma que propone librar a Madrid de transgénicos, en nombre del «sentir ciudadano» (según Liliane Spendeler, una de las ponentes) sin consultar siquiera con un Círculo de ciencia que le debería ser afín.
No: no toda la izquierda se «siente» de la misma manera, ni opina lo mismo sobre determinados temas. Existe, sigue existiendo, una izquierda profundamente progresista que confía en la cultura (versus la natura), en la razón y en la capacidad de la humanidad para mejorar su propia calidad de vida por medio de la ciencia y la tecnología. Al menos yo quiero seguir llamándolo izquierda, yo quiero seguir diciendo «progreso».
Sin embargo, cuando en los días previos al debate, hablé con algunos miembros de esta izquierda, muchos de ellos se mostraron reticentes a asistir al debate: bien porque no encontrasen que este sea un tema debatible en una asamblea (posición que comparto), bien porque creían que asistirían a un debate ya perdido, muchos prefirieron no ir a Casino de la Reina. Tras mi experiencia el viernes debo animar a esta izquierda a volver a participar y hacerse visible. Precisamente porque creo que estamos ante una página en blanco que nos da la oportunidad de cambiar muchas cosas y prejuicios a este lado del espectro político. Levanten la patita, tímidos rojos racionalistas y descreídos, ¡que la cosa no está tan perdida!
Esto de que David Foronda, investigador biotecnólogo y representante del Círculo Podemos Ciencia, lamentara que no se hubiese consultado a ese círculo antes de elaborar la propuesta ya me deja traspuesto. Primero por la tontería del círculo en si, y segundo porque Carmena dijo que ella no tenía nada que ver con Podemos. A partir de ahí he perdido interés.
@pepeblai: ¿Por qué te parece una tontería el círculo?
Quizás Carmena no tenga que ver con Podemos. Pero en una cuestión sobre transgénicos, su equipo debería haber contado con algún tipo de asesoría científica (de Podemos o de donde sea)
Hola, Almudena.
La verdad, estoy muy de acuerdo con la necesidad de que la izquierda «racionalista» (a falta de un nombre mejor) aumente su presencia en este tipo de debates.
Sin embargo, lo que no me sorprende para nada es que desde el sector «pro-transgénicos» hubiera cierta agresividad. La verdad es que la composición de la mesa no ayuda a sentirse bien con el debate.
Si a eso se le suma que durante unos 20 años se lleva acusando a todos los que trabajan en el sector de falta de honestidad intelectual, de estar pagados por multinacionales (lo cual es triste, porque que yo sepa salarios relacionados con el tema sólo tenían los dos ponentes de grupos ecologistas) cuando opinan a favor de los transgénicos… cuando el coste de los estudios tiene que multiplicarse por 4 o 5 por gastos de seguirdad para que los campos experimentales no sean quemados (esto pasó en un estudio que salió hace unas semanas), o directamente son quemados, como ha ocurrido varias veces… pues creo que es normal que los que trabajan en el área, o en áreas afines (como es mi caso) estemos un poco hasta las narices. Porque el activismo antitransgénicos ha acabado con bastantes carreras científicas, tristemente.
No sé si es el tono más adecuado para el debate, pero las cosas como son. Yo, y creo que es un sentimiento compartido por bastantes en el área, me siento traicionado por los partidos de izquierda. Y es triste, porque como curritos que somos (sabes perfectamente lo bien pagado que está el trabajo en la I+D pública, y también, imagino, que es la que más se da, al menos en España, en torno a la biotecnología) muchos estamos más cerca de los partidos de izquierda que de ninguna otra cosa. Y nos encontramos con que desde ahí se ataca nuestro trabajo.
Pues quema un poco.
Soy el Yago Rosa del debate.
Adelante que si me invitaron es porque Ahora Madrid no pudo/quiso invitar a científicos y yo era el único que contactó con ellos cuando comunicaron que querían la zona libre de transgénicos.
Acepto que mi asistencia pecó de pobre e inconexa, y si bien puedo explicar, no deja de lado que pudo ser mucho mejor.
Cuando me lo comunicaron intenté contactar con otros científicos para que apareciesen, pero al no ser posible, me vi obligado moralmente a asistir porque se veía claramente que si no el lado del ecologismo acientífico se vería demasiado grande.
Estuve recopilando informes con contactos, entre los que incluyo a Mulet, que además me estuvo asistiendo durante la charla, en la que me dediqué a desmentir los bulos y apelar a la razón, además de responder errores de argumentación del público, como el experimento de Seralini y que no hay agroquímicos en agricultura ecológica.
Dispongo además de problemas de dicción e hiperactividad desde hace unos años, nervios apàrte. Dicho sea de paso, el sistema no permite réplica real, solo turnos y si no es tu turno, piensan que eres antidemocrático.
No lo hice lo mejor posible, y desde luego muy lejos que otra persona con mejor preparación con las que Ahora Madrid decidió no contactar.
Lo siento mucho si no pude hacer más, pero esa eso o nada.
@Yago Rosa Fernández: Hola Yago,
Gracias por entrar a comentar y espero que no te haya resultado demasiado dura mi valoración. Entiendo que participaste con la mejor de las intenciones y, no me cabe duda, con muchas ganas de defender una postura que parecía infrarrepresentada en la mesa de ponentes.
Supongo que entiendes mi punto de vista: en temas de cierta complejidad se requiere el punto de vista de expertos. Por eso mismo digo, al comienzo del artículo, que yo misma no era pertinente en ese debate. Y, la verdad, tampoco lo era tu charla (ni la de Liliane Spendeler, dicho sea de paso). Entiendo que la responsabilidad de buscar a los ponentes era de Ahora Madrid y, en ese sentido, no te culpo. Pero si aceptas mi consejo y si existe una próxima ocasión, te diría que declinases la invitación ¡y que busquen más! Que alguien no organice bien las cosas no significa que te tengas que comer el marrón ;) ¡Será por falta de científicos en España!
Gracias por la visita en cualquier caso y ¡hasta la próxima!
@Jesusrodrc: Exactamente a eso me refiero con la izquierda que se siente injustamente desplazada… al final el tema que se debate no es lo más polémico en sí, sino el hecho de que parece que decir cualquier otra cosa distinta a «amo las flores de Bach» es inadecuado, casi casi «casta».
Pero bueno, como te digo: yo veo en este una oportunidad y más después de encontrarme tanto racionalista este viernes :)
@Almudena: Para nada estoy ofendido, si bien te digo que al otro lado de mi teléfono esta Mulet precisamente para completar datos, pero sí, me falta poder hilarlo todo, era mi primerito debate (Chiste de Los Simpson). Quizás no fue desastrosa si otros científicos me dijeron que mal no lo hice, pero admitieron que era mejorable y afirmaron que la imposibilidad de responder al momento no ayudaba. Y soy el mayor defensor de alejar de la izquierda a esos «ecologistas» que no atienden a datos científicos.
Al menos han decidido repetirlo más adelante, espero que otra vez con expertos, y si no, no te preocupes que la comunidad científica se encargará de sacarles los colores
Muchas gracias por tu crónica del foro de discusión.
Hace un par de meses debatí sobre transgénicos con Gabriela Vázquez de Ecologistas en Acción. Lo tenéis aquí:
http://abajoradicales.blogspot.com.es/2015/07/debatiendo-sobre-los-transgenicos-con.html
Por cierto, yo diría “máximo común objetivable”, ya que queremos que ese “común objetivable” sea lo más grande posible, ¿no? ;)
@Juanjo: Creo que «mínimo común objetivable» es más correcto. Me explico. En «máximo común divisor», tenemos el máximo de los divisores comunes. Es decir, un número tiene unos divisores, otro tiene otros, y, de los comunes, nos quedamos con el máximo. Por extensión, en «máximo común objetivable», uno tendría unos aspectos objetivables, otro tendría otros, y escogeríamos el máximo de los comunes. Esto no tiene sentido. Lo objetivable no depende de ti o de mí por definición.
Así que «mínimo» (o «máximo»), en este contexto, no está asociado a «común objetivable», sino que se asocia a «común»: queremos partir de un mínimo común que sea objetivable. Por supuesto, sería deseable que ese mínimo común fuera todo lo objetivable, pero esto probablemente está fuera de nuestro alcance. Lo único que podemos asegurar es que el mínimo común de partida esté compuesto de aspectos objetivables. Eso es lo que creo que quiere decir Almudena.
Gramaticalmente hablando, «mínimo» es sustantivo, mientras que «común» y «objetivable» son adjetivos que lo modifican. Queremos un mínimo que sea común y que sea objetivable. QED ;-)
@Juanjo: ¡Hola! Gracias por el enlace. Resulta muy enriquecedor leer a dos personas «que saben» intercambiando ese tipo de diálogo. A eso me refería con conseguir un «mínimo común objetivable» (¿o máximo? XD)
Si se parte de unos datos y un consenso sobre qué hace que un dato sea válido (léase: que lo respalden estudios con revisión por pares, por ejemplo) debería ser posible llegar a ese punto. Pero para ello es necesario tener: 1 datos (gente «que sabe») y 2 un acuerdo sobre qué usamos para validarlos (la ciencia, please).
[…] http://www.enchufa2.es/archives/debate-sobre-transgenicos-convocado-por-ahora-madrid.html […]
A la gente de izquierdas que opina que las Flores de Bach y la Homeopatía son estupideces, los partidos de izquierdas suelen acallarlos y apartarlos, son gente molesta que aunque tengan razón pueden espantar algún voto.
Ahora recuerdo por ejemplo al gran Eparquio Delgado, adalid del pensamiento racional en I.U., indignado porque un gerifaltillo de I.U. Zaragoza, (en la izquierda también hay “casta”), había censurado “porque sí” un artículo sobre transgénicos escrito por un militante en Mundo Obrero:
http://www.losproductosnaturales.com/2013/10/ecologismo-y-transgenicos-una-propuesta.html
Pues bien, como agradecimiento a los servicios prestados en pro del Conocimiento, la Razón y la Tolerancia ese gerifaltillo ha sido ascendido en Abril de este año a Coordinador de Izquierda Unida Zaragoza.
[…] http://www.enchufa2.es/archives/debate-sobre-transgenicos-convocado-por-ahora-madrid.html […]
Interesante artículo sobre los transgénicos en Cuba:
http://cienciasycosas.com/2015/07/18/izquierda-antitransgenicos-y-el-ejemplo-cubano/
Saludos