Una pieza informativa aspira a describir unos hechos, que tienen unas implicaciones. Un titular, por su parte, apenas da para una pincelada: es una elección muy particular que resalta una parte muy concreta de los hechos. Es por ello que no hay titular inocente. El titular no es un mero fragmento de información: es un enfoque.
Hoy en día, las noticias digitales se leen poco y se comparten rápido. En el mejor de los casos, el titular condiciona completamente la interpretación de una lectura en diagonal. En el peor de los casos, es lo único que se lee. Y suma y sigue. Like. Retweet. Compartir en Facebook. Por lo tanto, el enfoque es fundamental.
Pero hay un problema: un titular condiciona también cuánta gente hace click y llega a tu medio. La mayoría de las noticias no son realmente tan interesantes y la competencia por la atención es alta. Los medios lo saben, y su incentivo está en retorcer ese enfoque, lo que a veces puede tener consecuencias desastrosas.
Un caso paradigmático de esto se está dando esta semana. El pasado miércoles, en una noticia que no voy a enlazar directamente, El País Economía titulaba así:
El INE seguirá la pista de los móviles de toda España durante ocho días
La polémica estaba servida. Expertos opinadores de toda índole se lanzaban a afirmar desde que era ilegal hasta que no servía para nada. Ardían las redes. El Estado nos vigila. ¿Y adivinan qué? Exacto: el INE no seguirá la pista de los móviles de toda España. No obstante, toda la información que explica qué es exactamente lo que va a hacer el INE —que es algo completamente legal, ético y razonable, con datos anónimos— estaba en el cuerpo de la noticia, pero nadie lo leyó o quiso leerlo. De hecho, puse un hilo en Twitter explicando la noticia apoyado en capturas de la misma:
Ofrezco un par de titulares alternativos a partir de información incluida en el propio artículo:
Un estudio pionero tratará de mejorar cómo se hace la estadística pública
El INE buscará abaratar costes y mejorar la precisión de cara al Censo 2021
Desafortunadamente, ni el redactor ni el editor apostaron por este enfoque. En su lugar, escogieron uno que, como mínimo, resulta engañoso, y literalmente, es mentira.
Otros fueron más lejos todavía, como Público:
El INE quiere rastrear la posición de nuestros móviles pese a que lo impide la ley
Que ya no es que el titular se pase de rosca, es que el cuerpo de la noticia es pura bazofia digna de The Sun.
Unas horas más tarde, Verne, de El País, insistía en el enfoque:
Cómo evitar que los datos de tu teléfono móvil formen parte del estudio del INE
Tristemente, otros medios, como Maldita (periodismo para que no te la cuelen), se apuntaban al mismo carro. Eso sí: ni rastro de explicar que el resultado de un estudio así es un bien público y por qué nos interesa a todos que salga bien. Y ayer, El País Economía volvía a la carga:
No solo el INE rastrea los móviles: Fomento ya pagó a Orange por los datos de 16 millones de teléfonos
¿Adivinan qué, otra vez? Efectivamente: Fomento no pagó por datos privados, sino por un estudio de esos datos para obtener información agregada y anónima de movilidad que, de otra manera, se habría obtenido por un procedimiento de un orden de magnitud más caro. Detalles, detalles…
Lo paradójico de todo esto es que El País es un abanderado del llamado periodismo de datos (lo que me parece muy bien; ¡a favor!). Fueron los primeros en hacer el mapa interactivo del voto en las últimas elecciones, que luego otros medios copiaron. Y en verano, leíamos un reportaje interesantísimo donde utilizaban datos de telefonía de Orange (¿suena familiar?) titulado De dónde son los españoles que veranean en Benidorm (y en otros 55 destinos).
Por aquel entonces ya hubo quien se quejó —porque es cierto que hay un debate abierto en torno a la privacidad, un asunto delicado—, y el tema acabó en el Defensor del Lector, que no dudó en defender la labor de sus periodistas de datos en A más datos, más periodismo. Sí, señor. Solo me pregunto qué les parecería si otro medio decidiera hoy titular:
No solo el INE y Fomento rastrean los móviles: El País ya siguió los datos de millones de teléfonos
Cómo evitar que El País sepa tu voto y dónde veraneas
Hay que visibilizar más a la persona que firma un titular retorcido, el paraguas del editor limita la reflexión del redactor/a para sus siguientes titulares …
ni el redactor @antonio_maqueda ni el editor El País apostaron por un enfoque en línea con el cuerpo de la noticia.
El caso es que el periodismo de datos no vive en el vacío. Tan importante es qué se cuenta como cómo se elige contarlo, o qué no se cuenta. Se puede entender como contraposición al tertuliano que se saca las opiniones del culo, pero también como una práctica que se puede emplear para apuntalar unas ideas de partida y darles un barniz de Sacrosanta Neutralidad (TM) o para hacer que el amarillismo parezca menos amarillo.
Siendo los más cínicos posible (o sea: realistas) nos podemos preguntar: ¿qué le ha venido mejor a El País en cuanto a clicks? ¿El titular que pusieron o el que propones tú? Y, si la noticia hubiese pasado sin pena ni gloria, ¿habría habido otros artículos similares en días posteriores?
El problema que veo en este tema en concreto es que sienta un precedente muy pernicioso. La Administración está en bragas en cuanto a digitalización se refiere, no digamos ya a tener un plan de datos para sacarle beneficio público (e.g., algo que te toca cerca: detección de fraude). Si todas estas cositas que van saliendo, que están en fase de propuesta, se dinamitan de esta manera en su concepción, la opinión pública queda sesgada y tiende a rechazar de entrada cualquier propuesta nueva que tenga «datos» en su título. Si el cuerpo de la noticia no lo lee nadie, los artículos posteriores, menos.
Coge un dinosaurio y, cuando has conseguido que se suba a la bici, ponle palos en las ruedas.