La digitalización es un aspecto imparable de nuestras sociedades modernas. Cada vez más datos personales acaban en manos de grandes empresas tecnológicas que, en contraprestación, nos ofrecen cada vez nuevos y mejores servicios. Esto, no obstante, conlleva unos riesgos para la privacidad y una preocupación creciente de la ciudadanía, que ya ha visto saltar a los medios diversos escándalos por una gestión poco ética, o directamente ilegal, de esos datos. Leyes como la nueva GDPR europea responden a esa preocupación, y tratan de asegurar que la explotación de nuestros datos se realice con las máximas garantías, aunque todavía queda mucho por hacer.
Sigue leyendo A más datos, mejor servicio público, mi última colaboración en el Cuaderno de Cultura Científica, que complementa este otro, publicado hace unos días, acerca de la polémica suscitada la semana pasada por determinados titulares en prensa.