Sí, eso es muy cristiano: «Cree lo que te digo o te arreo».
(Brian, el perro de Family Guy)
A veces no basta con hablar de ciencia, sino que también hay que señalar específicamente la superchería con el dedo.
Sí, eso es muy cristiano: «Cree lo que te digo o te arreo».
(Brian, el perro de Family Guy)
«¡¡Señoraaa!! Que quería yo hablarle de Dostoyevski»… A veces me pregunto para qué se inventaría nadie el Teatro del absurdo cuando este planeta es ya de por sí el más absurdo de los teatros. El hombrecito, el divertido, divertido hombrecito…
Basta abrir un periódico (uso el Reader claro, pero una expresión así es insustituíble), para que la cosquilla del surrealismo se nos suba a la nariz (Riz au Nez). Hoy, por ejemplo: un grupo de rusos ha decidido salir de la cueva donde esperaban desde hace medio año ni más ni menos que ¡El Fin del Mundo! Tenían pensado salir en Junio, para ir a festejar la Santísima Trinidad… pero se ve que El Fin del Mundo pilló un atasco y se les estaba haciendo tarde. Puesto que, para variar, la historia no ha acabado en tragedia, supongo que toca reírse un poco ¿no?. Visualicemos: llega un esquizofrénico y les dice a un montón de rusos. «¡Soy un profeta, el mundo se acaba! ¿Os venís a vivir conmigo a una cueva?»
Más numerosos y no por ello menos irracionales, los católicos también lían de las suyas. Algunas mujeres (¡alrededor de 3.000!) dicen renunciar al sexo de por vida (imaginaos, no un día, ni dos, ni siquiera un mes entero, sino ¡TODA LA VIDA!), porque están casadas con un ser imaginario al que no quieren ofender. Por su parte, los Mandamases del Vaticano han decidido que posiblemente existan los extraterrestres. Pero lo curioso no es que a estas alturas se hayan pronunciado sobre una cuestión sobre la que nadie les ha preguntado, y con la que al fin y al cabo, no tenían por qué arriesgarse –resulta que medio milenio más tarde siguen pensando que habría estado bien quemar a Galileo y, sin embargo, opinan que los extraterrestres existen, antes incluso de que haya el menor indicio científico para pensarlo–. Lo realmente estrambótico es que, la contradicción que implica esta nueva adquisición en su Credo, no les lleva a replantearse en lo más mínimo su doctrina. Todo lo contrario: embuten a los marcianos en la foto de familia, justo entre El diablo, algún que otro exorcista y la Virgen de Lourdes, y mientras los guionistas de Cuarto Milenio se frotan las manos, sólo alcanzan a preguntarse: ¿Están los extraterrestres libres de Pecado Original? ¿Cuál es el sexo de los Ángeles? ¿Qué talla de sujetador usaba la Virgen María?
¡Me cago en la Virgen, me cago en la Virgen, me cago en la Virgen, me cago en la Virgen, me cago en la Virgen, me cago en la Virgen, me cago en la Virgen, me cago en la Virgen!
Sí, soy perfectamente consciente de que esto puede ofender los «dogmas, ritos y creencias» de quienes «profesen la religión católica». De hecho, está puesto ex profeso para joder.
Pues por esto, por un texto de Xavier Silveira que contenía nueve veces «me cago en la Virgen» (mira, con ésta diez), la Fiscalía de Guipúzcoa pide 3.600 euros de multa, porque considera que el autor es consciente de que resulta ofensivo.
A dónde vamos a ir a parar, me cagüen dios…
Dicen que si no tienes algo que mejore el silencio, es conveniente que te quedes calladito. En este caso, como no tengo nada mejor que lo que acabo de leer, os lo enlazo y ya vosotros os deleitáis.
Por un lado, en Halón Disparado nos muestran un nuevo tipo de religión en Paz, amor y comprensión. Magnífica la viñeta.
Por otro lado, desde Mi Mesa Cojea nos acercan desinteresadamente los artículos más fascinantes de la Wikipedia de 2020. Hoy, en Israel 2020, nos cuentan el descubrimiento de la inexistencia de dios y la nueva fe de los judíos.
Una divertida casualidad ha hecho que esta mañana, al abrir mi Google Reader, leyese uno a continuación del otro, dos titulares de periódicos distintos: «La ley limitará a los charlatanes”, en Público, seguido de «El hombre que discute con el diablo: José Antonio Fortea, uno de los cinco exorcistas de la Iglesia católica en España” de EL PAÍS. Sólo un poco más abajo, y con el ojo ya hipersensible a la paradoja, el círculo se cerraba con este bonito broche de Público: «La Iglesia acusa a los medios de distorsionar su imagen: La conferencia Episcopal muestra su inquietud por la falta de fe”.
Las casualidades son causalidades poéticas, que establece el ojo donde en realidad sólo juega el azar. Pero me ha parecido un triplete tan bonito, tan optimista que quería compartirlo. Será que hoy me he levantado con buen pie y me creo que la gente cada vez es más lista. Que mientras los de siempre se quedan atrás, mientras que la Iglesia y demás charlatanes insisten en la irracionalidad y la superchería, en su faceta más retrógrada y anacrónica, la sociedad avanza.
A la Iglesia ya no le vale echar balones fuera. «Algo tiene que cambiar para que todo siga igual» que decía Don Fabrizio. Pueden culpar a los medios, al Chachachá, o a la Virgen de Lourdes que les ha abandonado, pero la realidad es otra: el Catolicismo sigue hoy en día anclado en una religiosidad propia de la Edad Media, arrastrando tras de sí supersticiones, arbitrariedades y dogmas autoritarios para adoctrinar a una comunidad de fieles aniñada, asustada y más bien escasita. Pero lo malo, no es la pérdida de clientes. El progreso hacia el laicismo y el ateísmo, es una evolución lógica de las sociedades avanzadas. Lo malo es que hay cristianos que tienen una fe sincera y madura, que necesitan la idea de dios para llevar sus vidas, y esta gente ya no encuentra su lugar en una Iglesia que los niega y pervierte su religión.