Patxi López ha sido investido como nuevo lehendakari del País Vasco. En un acto cargado de tensión y espectación, López ha optado por leer dos poemas en lugar de realizar un discurso tras jurar su cargo. Además, durante la toma, la Biblia ha sido sustituida por un ejemplar del Estatuto de Gernika y el tradicional aurresku de honor ha sido interpretado por un oboe, en lugar de un txistu. Y como siempre que se toca alguna tradición, las críticas no han tardado en aparecer.
Sin comerlo ni beberlo, en mitad del revuelo que se ha montado se encuentra mi compañero de conservatorio y amigo Iker Orozko, el encargado de interpretar el aurresku —¡menuda responsabilidad!—, excelente oboísta y mejor persona. Muchas cosas se han dicho y más se dirán sobre estos más o menos polémicos detalles de la investidura, pero dejando a un lado ideologías, partidos, símbolos o tradiciones, quiero reivindicar desde aquí el respeto por el músico ante todo. No olvidemos que somos profesionales: él se debía a un cometido y lo ha cumplido con brillantez. Y como el mismo Iker ha dicho en unas palabras para la COPE (que no sé qué narices buscaba entrevistando al encargado de tocar el aurresku), «la música no entiende de políticas ni de fronteras».
He aquí sus dos minutos de protagonismo (la baja calidad de la grabación no hace justicia al bonito sonido del oboe):
¡Ánimo, Iker!
Pues siendo de la familia no voy a ser nada objetiva: pasamos de todo el revuelo que se ha podido montar con todo este tema, pasamos de politiqueos y todos nos sentimos muy orgullosos de este momento.
Hombre, a ver… tiene que ser un orgullo ver a un amigo o familiar ahí, en semejante acto, tocando su instrumento. Podemos pensar que es uno de los premios que recibe Íker por el largo esfuerzo que le habrá costado llegar a tocar así de bien, y me alegro por él, de verdad, y le doy mi ehnorabuena como músico.
Pero el aurresku tocado con un oboe queda como un poco descafeinado, ¿no? Desde el punto de vista musical, está bordado, y el sonido del oboe es precioso, sin contar con la calidad de la grabación. Pero es que es como torear con una cazadora vaquera, bailar la sardana al ritmo de un grupo de rock, o bailar el aurresku vestido de sevillana. ¿Que se puede? ¡Claro que se puede! Pero el folklore del País Vasco no es ese.
Politiqueos aparte, el folklore es lo que es, y no va a variar ni un ápice porque se haya «infiltrado» este cambio; o sí, nunca se sabe…
A mí me parece que si se baila el aurresku, se tiene que acompañar de txistu y tamboril como se ha venido haciendo siempre. Eso sí es folklore y sí debe ser así. El folkore es del pueblo y pertenece al pueblo. Y no debe ser la decisión de una sola persona la que lo haga variar o evolucionar.
¿Que no queremos txistus y tambores por la razón que sea? Puen mejor no bailar el aurresku y punto.
Otra cosa es quitar la biblia, porque es algo que nunca debió estar ahí, y ya era hora de que alguien le echara güevos y la hiciera desaparecer de un acto institucional.
«El folkore es del pueblo y pertenece al pueblo»…
Y me pregunto yo…(Alvarodelcastillo)
¿Que pueblo?
@Las Botas Humeantes: Entiendo ese «pueblo» como una comunidad de gente que ha venido compartiendo tradiciones y manifestaciones folclóricas y culturales comunes, entre las que están bailar el aurresku o tocar el txistu.
En ese «pueblo» no hay ningún tinte político ni de toponimias, que nadie lo tome por ahí… ;-)
¿Tú crees? ¿Cuántos vascos bailan el aurrescu hoy en día? ¿cuántos tocan el txistu? ¿Cuántos se dedican a talar troncos? ¿Cuántos madrileños visten de chulapos, o cuántos suelen bailar un chotis?
Y sin embargo… ¿cuántos han visto una película americana en el cine, o en casa, durante los últimos meses? ¿Cuántos están enganchados a «Lost» (Perdidos)? ¿A House? ¿A formatos televisivos anglosajones? ¿Cuántos creen que este sistema es el mejor de los existentes? ¿Cuántos han comido recientemente en un «restaurante» de comida rápida? ¿o en un Starbucks? ¿cuántos hablan o están aprendiendo inglés?…
Sí pienso que existe un pueblo con una cultura en común… pero no creo que esa cultura tenga nada que ver con las «tradiciones», o lo que nostálgicamente llamamos «folklore»… La historia está sobrevalorada: nuestra identidad (aquello que nos une y nos permite entendernos) ya no está ahí.
¡Nas!Destaco varios puntos:
1- Algo no es bueno por se tradicional; una cosa y la otra no van unidas. Las sangrías con sanguijuelas para curar las migrañas son tradicionales, pero no son buenas por ello.
2- Alguien se inventó las tradiciones algún día; normalmente un tío gordo con traje y bigote (A partir de ahora TGB) en el S. XIX, que ante el avance de otras formas de vida cree importante conservar (Me gustaría saber por que…) cosas como trajes, bailes, rituales, juegos…
3- El TGB normalmente tiende a hacer coincidir las tradiciones con las fronteras políticas del momento (De un signo u otro), pero lo cierto es que ni en toda los pueblos de castilla se bailaban jotas ni en toda Euskadi se bailaba en Aurresku; mucho menos si entramos a nivel individual, habría mucha gente tan siquiera lo habría visto en su vida.
4- El folklore, tal y como lo entendemos ni es del “pueblo” ni nunca lo ha sido. Repito, se lo inventó el TGB a partir de una realidad compleja. ¿No es sospechoso que por cada provincia haya SOLO UN traje regional?
5- Teniendo en cuenta la importancia real de las tradiciones, definir un pueblo en base a que todos bailan el baile que se inventó en el S. XIX el TGB me parece, al menos, curioso.
Por todo ello, prefiero la cultura viva a la de museo, extática y encajada en categorías de eruditos. Ejemplo/anécdota: he comprobado con asombro en la Feria de Sevilla que es un hecho mayoritario celebrado entre la juventud; esto es porque en los trajes, en la música hay modas, es decir: que CAMBIAN con las gentes y los tiempos.
Y me estoy extendiendo mucho: por mi, y mientras sea un político que tome las mejores decisiones para todos, como si quiere hacer la jura con los Mojinos Escocios de fondo.
¡Opinión personal, no os la toméis a mal!
Las Botas Humeantes. Estoy bastante de acuerdo con todo lo que dices. Salvo por un detalle… insignificante. El TGB no se «inventó» de 0 ese «folklore». Esas manifestaciones «culturales», fueron reales, espontáneas, fueron «del pueblo» o de «algún pueblo» (y, en efecto, la demarcación territorial es totalmente arbitraria), en un momento dado. Lo que hizo el TGB fue «seleccionar» lo que él consideraba culturalmente relevante, representativo o interesante, y congelarlo. Conservamos y llevamos a los museos los trajes regionales, los instrumentos musicales, los bonitos y estilizados bailes, sí, pero no… la costumbre de comer con las manos, limpiarse la boca con un conejo atado a la mesa o los orinales bajo la cama (que no son menos representativos de aquel modo de vida).
El folklore, tal como hoy lo entendemos, no son más que las consecuencias de un romanticismo nostálgico y de una mistificación e idealización del pasado. No es de extrañar que se empezase a valorar y «recopilar» en el siglo XIX. También entonces fue cuando se intentó «normalizar» (reglamentar, consensuar) el vasco, una idioma no precisamente unitario hasta entonces. Nacionalismo y Romanticismo son la misma cosa.
Nota cómica: Si el aurresku fuese realmente la «cultura» del pueblo, se bailaría en las discotecas.
XDDD…. De acuerdo totalmente. Gracias porclarificar ese detalle, es lo que quería expresar con «repito, se lo inventó el TGB a partir de una realidad compleja.»
Y me mata lo del aurresku en las discotecas…Acabo de encontrar una jota versión tecno en la mula….XDDDD
Mhhh… ¿Qué queréis que os diga? ¡Que lleváis razón, cohones!
Acabo de terminar de estudiar este fin de semana el tema del folklore para mis oposiciones, y me lo acabáis de desmontar en dos minutos. Aunque la pena es que tengo que seguir escribiendo lo mismo que pone en mis libros y que, como decís, es utópico.
Como miembro de un grupo folk, en el que nos dedicamos a recopilar y grabar música folclórica de La Rioja y alrededores para perdurarla en el tiempo, sé que nuestra labor va a ser como un grano de arena contra las olas, tras el efecto del paso del tiempo. La juventud de ahora no conoce ni siquiera su folklore más cercano, y tampoco los adultos se preocupan por enseñarlo. Una verdadera pena.
Aunque en el País Vasco es uno de los lugares donde, por aquello del sentimiento nacionalista, creo yo, más se practica y ese cultiva el folklore. Todavía tienen arraigo entre la juventud actividades como tocar un instrumento folclórico (txalaparta, txistu, gaita,…), practicar la danza (baile de la era -en Navarra-, aurresku, zortziko,…), los bertsolaris, etc…
Ya sé que no podemos seguir siempre con el mismo folklore que antaño. Hay que evolucionar, cambiar, crear,… ¿Pero dejarlo desaparecer así como así en cuatro días?
Aún así, en cuanto al aurresku, me sigue pareciendo que lo suyo hubiera sido tocarlo con un txistu.
Esa nota cómica… ;-)
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Hola,¿Alguien conoce a algún txistulari en Madrid? En la Casa Vasca necesitan a alquien. También a alquien que enseñe pandero. Podeis llamar y comprobarlo.