Ruedas para movernos en el espacio

(Esta anotación se publica simultáneamente en Naukas)

A un nivel básico, nuestra intuición maneja leyes físicas sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, sabemos que la patinadora de la imagen de la izquierda, que está girando con el cuerpo extendido, aumentará notablemente su velocidad de giro cuando alcance una posición similar a la de la patinadora de la derecha, que tiene concentrada su masa en torno al eje de giro. Este aumento de la velocidad de rotación, que proporciona espectacularidad al número, se produce para satisfacer la conservación del momento angular, uno de los principios fundamentales de la naturaleza. Tanto es así que, incluso a nivel microscópico, donde la mecánica clásica hace aguas por todas partes, sigue vigente. Aunque no siempre resulta tan intuitivo…

Autor: K. «bird» N. | Fuente: Wikimedia Commons

Imaginemos una plataforma que es capaz de girar sin rozamiento en torno a un eje central: por ejemplo, una silla giratoria. Sobre dicha plataforma, una persona sostiene una rueda de bicicleta con su eje en posición vertical, tal y como lo hace, de forma aproximada, la chica de la siguiente foto.

Fuente: Facultad de Ciencias, Universidad de Chile

¿Qué ocurrirá si la muchacha hace girar la rueda de la bicicleta? Dado que el conjunto asiento-chica-rueda se encuentra aislado, sin fuerzas que actúen sobre él, y dado que ha aparecido un giro que antes no se producía, el de la rueda de la bicicleta, por necesidad debe haber otro giro que compense al anterior, que haga que el momento angular se conserve: lo que ocurrirá es que el asiento rotará en sentido contrario. Dicho de otra manera, si ella quiere darle la cara a su compañera sin tocar el suelo, lo único que tiene que hacer es girar la rueda de la bicicleta; cuanto más rápido la haga girar, antes lo conseguirá. Y cuando detenga la rueda, el asiento, de la misma forma, cesará en su movimiento.

Por cierto, hagamos un alto en el camino para recordar cómo, de una manera similar, Seymour Skinner utiliza la conservación del momento angular para hacer girar un contenedor y salvar a Ralph de una muerte segura (The Simpsons, episodio 11 de la temporada 20, a partir del minuto 17).

Ahora pongámonos estrictos con el tema del aislamiento del sistema —al fin y al cabo, algo de rozamiento tendría esa silla— y coloquemos a la chica, con su rueda, en el vacío espacial. Cambiando la orientación del eje de la rueda y haciendo girar la misma, sería capaz de girar en todas las direcciones, de mirar adonde le apetezca. Pero tampoco nos duraría mucho ahí fuera la pobre, así que coloquemos algo más útil: por ejemplo, un telescopio como el Hubble. ¿Me seguís?

¿Nunca os habíais preguntado cómo se orienta un telescopio espacial para apuntar a este o aquel objeto celeste? Efectivamente, utilizando ruedas, ni más ni menos. Concretamente, cuatro ruedas fijas (de las cuales, solo tres son estrictamente necesarias para poder cubrir cualquier dirección del espacio tridimensional) controladas por motores eléctricos capaces de girar a gran velocidad. Este sistema permite apuntar los telescopios espaciales con una precisión increíble, así como corregir las desviaciones producidas por el viento solar.

Precisamente el pasado viernes 18 de enero, saltaba la noticia de que el telescopio Kepler, lanzado en 2009 y que lleva nada más y nada menos que 461 candidatos a exoplanetas detectados, se encuentra en serios problemas debido a su sistema de orientación. En julio de 2012, una de las cuatro ruedas dejó de funcionar. Un fallo en otra supondría, por tanto, el fin de la misión. Esperemos que el aumento de fricción detectado estos días en otra de las ruedas sea un problema transitorio para que siga ofreciéndonos datos tan valiosos.

Pleonasmo español

Cómo ha cambiado el cuento

Apple abrió la veda —lo cual significa que no inventó nada, pero supo sacar dinero de ello—, como en tantas otras cosas, y los demás, detrás. La tendencia imperante en la actualidad es la de crear dispositivos ligados encadenados a una App Store, una tienda de aplicaciones en la que el fabricante del mismo se lleva buena parte del beneficio de las ventas. El mundo de las editoriales y las discográficas adaptado al software. Dicho de otro modo, si Internet está sirviendo para cambiar un modelo de negocio tan obsoleto como lucrativo para los intermediarios en el ámbito de la cultura, no menos útil está resultando para traer ese mismo modelo al software. Móviles, tabletas, ordenadores, televisores inteligentes, consolas… pocos son los dispositivos o sistemas operativos que no se han subido ya al carro. Delirante.

Microsoft, aparentemente lenta en este mercado, todavía no sale de su asombro al comprobar la oportunidad que el mercado y las circunstancias le han brindado en una enorme bandeja de plata […] Si hace unos años era acusada y condenada por prácticas monopolistas por la sencilla razón de embutir un navegador gratuito en su SO Windows, hoy en día nadie le dice nada por introducir en el mismo, en exclusiva, el software de una tienda donde cobrar entre el 20 y el 30 % por cada app que se instale en Windows. ¿Si a otros les dejan por qué a nosotros no?, han debido [de] pensar los de Redmond en su particular interpretación del dicho “O todos Payos o todos Gitanos” y se han apresurado a montar tiendas de apps para todas sus plataformas.

Consolémonos:

[…] aunque la trampa esta tendida para todos, siempre me ha demostrado la historia, que ante todo “avance imperialista” […] aparece un grupo de “irreductibles galos” que pretenden instalar en sus dispositivos cualquier tipo de aplicación.

En esto último, el cuento no ha cambiado tanto.

(Fuente de las citas: De rebajas, en el blog Un informático en el lado del mal)

Bitácora: serie documental sobre la Expedición Malaspina

«El pulmón del planeta». A la mayoría de la gente, este título metafórico le hace pensar en el Amazonas. Lo que la mayoría ignora es que dos de cada 3 moléculas de oxígeno presentes en la atmósfera, tienen su origen en los océanos. El dato cobra sentido, cuando se tiene en cuenta que el agua cubre el 70% de toda la superficie de nuestro planeta.

Precisamente por ello, los océanos son fundamentales para comprender el cambio global (no solo climático) que se avecina. ¿Cómo afectará al clima el aumento de CO2 disuelto en el agua?, ¿seguirán siendo los océanos el gran sumidero de CO2 del planeta?, ¿cómo afectará este aumento a los organismos que allí habitan, a las corrientes, a la temperatura, a los intercambios de carbono? y, muy especialmente, ¿qué sucede allí donde ya no hay luz ni parece posible la vida: en el océano profundo?

Persiguiendo la respuesta a todas estas preguntas, hace dos años, partió de Cádiz La Expedición Malaspina. Y coincidiendo con el aniversario de su llegada a Río, la 2 ha empezado a emitir la miniserie documental Bitácoras. El primer capítulo, titulado Océano profundo, está colgado ya en tve a la carta y resume los distintos aspectos de la investigación científica que se está llevando a cabo gracias a la expedición. Los próximos capítulos tratarán, respectivamente: sobre la formación de doctorandos y alumnos de máster a bordo (Cantera); y sobre el Hespérides y el trabajo de la dotación (Circunnavegación). El último capítulo (Expedición Malaspina) será un resumen de los tres anteriores. Se emitirán los próximos viernes, a las 21:00.

El documental está dirigido por José Miguel García y fue grabado a bordo por el equipo de Vivac Documental, a quienes tuve ocasión de conocer durante la primera etapa de la expedición. Ellos permanecieron en el Hespérides los 7 meses que tardó en dar la vuelta al mundo. Pero al desembarcar se acordaron de mí, para invitarme a colaborar en los guiones. Ha sido un trabajo hecho con mucho cariño y mucha nostalgia marinera, ¡espero que lo disfrutéis!

Víctimas de nuestra propia dictadura

No sé si para la Democracia es más dañino el bipartidismo o la creencia en el bipartidismo incorregible. Posiblemente lo segundo, que es lo que lleva a la inacción que se muerde la cola.

(José María Mateos AKA Rinzewind, en La crisis se ve mejor en otra franja horaria; hasta el título de este post es suyo)