Poco antes de morir en 1635, Lope de Vega preguntó si ya estaba cerca su final. Confirmado en su sospecha, susurró:
Muy bien, entonces, lo diré: Dante me pone enfermo.
(Visto en Futility Closet. Una confesión casi tan difícil como rechazar hoy en día el «arte culto contemporáneo»)