Esta historia ya la había oído contada por mi abuelo, y también por mi madre. Me la ha recordado un artículo publicado el pasado viernes 27 de Noviembre en el Diario de Navarra, y cuyo autor es Sergio Sierra Sangüesa, vicesecretario general de las Juventudes Socialistas de Navarra, y por mi parte, ex-compañero de clase y amigo.
Ocurrió en Ribaforada, un pequeño pueblo de la Ribera navarra donde nació mi madre. Fue ya hace 72 años, pero permanecerá en la memoria de sus habitantes por muchos más.
El día del alzamiento nacional, en 1936, en Ribaforada, al igual que en toda España, se produjeron decenas de detenciones de hombres y no tan hombres del bando republicano, todos ellos destinados a morir fusilados. Sin embargo, no todos corrieron la misma suerte: hubo uno que se salvó porque alguien intercedió por él. Fue el párroco del pueblo quien ordenó que aquel hombre no debía morir porque, casualidades de la vida, le debía al cura 150 pesetas. No lo salvó «la gracia de Dios», sino una deuda terrenal.
Hoy, 72 años después, la Iglesia Católica española insiste en que hay que liberarse de los «lastres del pasado» y olvidar, para no «reabrir viejas heridas». Que se lo digan al protagonista de nuestra historia, quien solía decir que su vida sólo valía 150 pesetas.
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No conocía la historia…. me alegro que la hayas rescatado.