Bajar música es como robar un jersey en unos grandes almacenes.
El día que no se respete la propiedad intelectual será la fábrica de ideas y los proyectos los que se devaluarán.
Por culpa de las descargas, “hemos perdido enteros en la calidad del producto” y “el oído —añadió— se va atrofiando y se pierde sensibilidad porque se va acostumbrando a unos ficheros de audio muy comprimidos”.
Teddy Bautista, presidente de la SGAE, años 2004, 2008 y 2009 respectivamente.
Campaña contra los abuelos de la piratería, año 1980.
Preveo un marcado deterioro de la música, una interrupción del desarrollo musical del país y gran cantidad de otros daños […] por virtud, o mejor dicho, por vicio, de la proliferación de las máquinas reproductoras de música.
John P. Sousa, año 1906, alarmado ante el peligro que suponían dos innovaciones musicales de finales del siglo XIX: el gramófono y las pianolas.
(Os recomiendo el artículo de Mi guel Ángel Criado para Público en el que está basado esta entrada)
En esto tienen precedentes, como siempre. Uno de los principales escritores de la historia (Platón, aunque él lo ponía en boca de Sócrates, que no escribió nada) ya se quejaba de la escritura, como un sistema de transmisión de las obras mucho peor que la pura oralidad. Menos mal que no le hicieron caso (a veces).