No cabe duda de que la mente es un instrumento poderoso y que a través de la sugestión puede lograr cosas a priori sorprendentes; por eso funciona a veces el placebo, por poner un ejemplo. Pero es importante, como en todo, no equivocarse con los términos, porque ello da lugar a confusiones. Una que se da últimamente, según he observado, es la de los problemas de salud por causas psicosomáticas —no sé si tendrá algún nombre más largo, más técnico y más en latín—. Quiero pensar que efectivamente es una confusión de términos y no otra pseudocosa más a la que hacer frente. Sólo faltaba…
Todo esto viene a santo de un comentario en una noticia del blog ALT1040 en la que cuentan que un descerebrado afirma tener alergia al WiFi (olé), pero esa es otra historia. El caso es que en dicho comentario se realiza una afirmación lapidaria que he escuchado ya en varias ocasiones estos meses, en distintos sitios: «La mayoría de las alergias son psicosomáticas». Y a mí, que me han hecho las pruebas de la alergia dos veces, que de pequeño tras una noche en casa de una tía que tenía gato por la mañana no era capaz de respirar, que hace menos tiempo gracias a dos manzanas intercaladas en una mañana de ejercicio casi no lo cuento, ¿qué me parece?, pues qué queréis que os diga… psicosomáticos mis cojones.
Vamos a ver, ¿la respuesta corta? NO. ¿La respuesta larga? Una alergia, por definición (hipersensibilidad a una cierta sustancia), no puede ser psicosomática. Una cosa es que los síntomas asociados a determinadas enfermedades sí pueden aparecer por causas psicosomáticas, y otra muy distinta es realizar la afirmación antes citada. Para más señas, y con permiso del maestro, cito:
Si no hay reacción IgE (hipersensibilidad mediada por inmunoglobulinas, anticuerpos producidos como reacción a un antígeno), NO PUEDE haber alergia.
Pero si puede haber una gran simulación de los síntomas, mi sobrina es alérgica cuando está con su madre que insiste que lo es, pero cuando viene a nuestra pocil… digo casa, allí no tiene ninguna alergia, a pesar de tener dos gatos, un montón de polvo y polen.
iñaki: has ido a escoger para el título los órganos más psicosomáticos de todos. Eso me recuerda al chiste del niño pequeñito que se está mirando los testículos y pregunta: «Mamá, ¿esto es mi cerebro?». A lo que la madre le responde: «no hijo, todavía no».
Si jode, jode, sea por hipersensibilidad o por sugestión. Vamos, que el que alguna dolencia o molestia no sea «real» no quiere decir que deje de fastidiar solo por saberlo. El tratamiento puede ser distinto pero duele lo mismo.
Eso será que eres psicosomático a los gatos y las manzanas.
Me parece que es, como dices, sobre todo una cuestión de terminologías. Hay problemas psicosomáticos. No tantos como se dice, porque muchos de ellos entraban hasta hace poco en los apartados de «manías» e «histerismos», pero otros si son serios. Y hay alergias, que es una enfermedad poco «psíquica», y más bien «somática». Pero sí puede haber reacciones psicosomáticas semejantes en su aspecto externo a las alergias, y lo que sin duda hay es mucha, pero mucha, gente que utiliza su idioma (el que sea) con muy poca propiedad.
Aureus tiene razón. Hoy no he podido escribirte, Iñaki (prometo hacerlo cuanto antes), pero eso es lo que te iba a poner en el próximo mail. Que «psicosomáticamente» (o, como se decía antes, «de cabeza»), pueden ocurrir los síntomas, como que a alguien le falte el aire. Pero eso NO es alergia.
Un ejemplo breve a este respecto: a alguien le puede doler la tripa «psicosomáticamente», pero sólo puedo hablar de apendicitis si el apéndice está tó inflamao y purulento, o de úlcera si tengo un bujerele en el estómago.
De hecho, me autofelo para referenciar que esas gaitas psicosomáticas prácticamente siempre se refieren a síntomas (dolor, mareo…), cosas subjetivas que nadie más que el paciente puede percibir.