Desde hace ya bastante tiempo, anda circulando por Internet un texto bastante extenso y pretendidamente científico (con numerosas citas a supuestos estudios) titulado de la misma forma que el presente artículo: Los peligros ocultos de cocinar en microondas. Con una simple búsqueda, pueden encontrar innumerables copias, tanto del artículo original en inglés como de su traducción (bastante cochambrosa, por cierto) al castellano (aquí hay una, por ejemplo).
Pues bien, en el fantástico blog El Tamiz, su autor, Pedro, ha realizado una perfecta disección [¡peligro!, ¡artículo largo!, ¡leer cansa!] de indispensable lectura de este texto —Pedro es más correcto en las formas, pero yo no lo voy a ser— falso, falaz, magufo y tendencioso, lleno de invenciones y citas a artículos inexistentes o de nula calidad científica. La conclusión es clara, y un lector mínimamente avispado la intuiría tras leer las dos primeras frases del artículo original:
Mi conclusión, por lo tanto, es que el artículo no tiene la menor base científica creíble y que contiene las suficientes incorrecciones o manipulaciones para que, además, desconfíe de cualquier otro texto escrito por los mismos autores si me lo encuentro en el futuro. Tiene varias características de texto pseudocientífico y así lo calificaría yo.