Leo en PÚBLICO que la Audiencia Nacional ha embargado los coches, bienes y salario de cinco de los acusados por quemar fotos del Rey el pasado 22 de Septiembre, en Girona. No quiero entrar tampoco en largas argumentaciones sobre lo vergonzoso del asunto, porque supongo que a estas alturas cualquiera es capaz de recitarlas de memoria -sobre todo después de la que se lió con la caricatura del principito* en El Jueves-. Pero volvemos a las andadas y por mi cerebro se cruzan dos ideas opuestas:
La primera vendría a ser poco más o menos… «¡¡¡Aaaaaaah!!! ¿Pero nos hemos vuelto todos locos? ¡¡Serán… @jfxl#!ws|$zh hijos de la Gran Paloma!!»
La segunda, en cambio, me tranquiliza y saca un brillo maquiavélico y sibilino de mi ojo izquierdo, mientras me froto las manos a lo Señor Burns… «Excelente, que sigan así». Y es que a veces me pregunto cómo la Corona Española no se ha dado cuenta todavía de que su supervivencia depende directamente del poco ruido que haga. Si empieza a molestar más de la cuenta, corre el temible riesgo de despertar a los republicanos que tan plácidamente dormimos en el Estado del Bienestar, sin querer darnos cuenta de que YA NO NOS HACE FALTA.
* Claro está, una orden judicial obligó a El Jueves a retirar dicha portada de su página web. Por eso he tenido que poner un link al blog de Javier Armentia donde todavía aparece publicada.