Lean Fotones y fotoncitos, de Joaquín Sevilla. Al principio se pone un poco técnico hablando de la dualidad onda-partícula:
La disquisición que llevó a siglos de peleas entre científicos sobre si la luz eran ondas o partículas quedó pues zanjada en un extraño empate.
Pero enseguida se le pasa. Aguanten hasta que llega la metáfora:
Una metáfora que puede ayudar a entenderlo sería suponer el haz de radiación como un chorro de partículas macroscópicas. En el extremo de los rayos gamma, los de más energía, esas partículas serían balas de rifle; los rayos X, balas de pistola; el ultravioleta lejano, piedras; el violeta, pelotas de goma; el rojo, pelotas de ping pong; y hacia abajo, cosas más sutiles, básicamente bolas de algodón.
Un balazo o una pedrada son biológicamente agresivos, potencialmente mortales. Lo son desde el primer impacto, no hay dosis inocua. En cambio con pelotas de ping pong es muy difícil matar a alguien. No es imposible, te puedes atragantar, te pueden asfixiar enterrado en una piscina de pelotas de ping pong. Pero hacen falta condiciones muy extremas y muchas pelotas (mucha intensidad) o situaciones muy exóticas.
Sopas con ondas