Este es, probablemente, uno de los mejores retratos que hoy conservamos de Charles Darwin. Frente a la fotografía tomada en 1881 por Herbert Rose Barraud, esta imagen presenta todavía a un Darwin saludable, aparentemente absorto en sus pensamientos, imponente y lúcido.
Tirando del hilo de la curiosidad, me enteré de que este retrato fue tomado en 1868 por una de las mejores fotógrafas del siglo XIX: Julia Margaret Cameron, aunque esta no es probablemente su mejor obra. Cameron relizó una gran cantidad de retratos y fotografías alegóricas que sorprenden por su moderno lenguaje y plantemiento, sobre todo si los comparamos con los de otros fotógrafos del siglo XIX. De hecho, la obra de esta artista fue más reconocida de forma póstuma. En vida, en cambio, muchos reprochaban las imperfecciones técnicas de su trabajo. Fue una de las primeras en considerar la fotografía como un medio de creación artística, más que un mero registro de la realidad (planteamiento que reivindicarían más tarde los fotógrafos pictorialistas). Probablemente por ello, provocaba ciertos desenfoques y anomalías en sus imágenes que les daban ese aire romático característico, pero que le valieron también la dura crítica de sus contemporáneos. Desenfocadas o no, algunas de sus fotografías son sencillamente geniales.
Gracias a su posición social elevada, Cameron estuvo en contacto con los grandes literatos, artistas y científicos de la sociedad inglesa de su época y realizó retratos de muchos ellos (en su casa habilitó un gallinero como estudio fotográfico). Conoció a Darwin gracias a un amigo común, el poeta Alfred Tennyson. En 1868 el científico encargaría la primera sesión de fotos a Cameron, a la que correponden algunas de sus imágenes más conocidas y entre ellas, la que hoy os presento.
Tirando aún más del hilo, averigüé que Lewis Carroll fue quien instruyó a Cameron en la técnica fotográfica. Sí, el autor de Alicia en el país de las maravillas fue también un pionero de la fotografía. Pero no sería el único literato en la vida de Cameron. Una de sus modelos más recurrentes era su sobrina Julia Jackson. Ella no escribió nada, pero su hija, (activa reivindicadora de la fotografía de su tía Cameron) fue Virginia Woolf, la genial escritora en la que está inspirada la película Las Horas y que yo os recomiendo leer encarecidamente (sobre su novela Orlando).
Julia Margaret Cameron: La fotógrafa de Darwin…
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[…] Precursora de la fotografía. […]