(Esta anotación se publica simultáneamente en Naukas)
Dediquemos un momento a la gráfica sita sobre estas líneas. Adelante, no se corten, yo les espero aquí. Más de uno dirá «ya está otra vez el rarito de las gráficas…». ¿Qué es lo que le pasa a esta? Gráfica de barras que representa adecuadamente las proporciones, colores adecuados para comparar dos instantes de tiempo diferentes, el cero está en la base, como debe ser, muestra los porcentajes sin descuidar los valores absolutos… ¿todo bien, no? Pues no.
El proceso de crear una gráfica nunca puede tener un solo paso, a saber, coger los datos y vomitarlos en un estilo predefinido. Tampoco va a constar, en general, de dos ni de tres. La razón es bien sencilla: no conocemos los datos a priori y no vamos a acertar a la primera en la gráfica que saque todo el potencial de los mismos. Por tanto, se trata de un proceso iterativo: representación, reflexión e interpretación, cambio de representación, reflexión e interpretación… hasta que el resultado es adecuado. ¿Adecuado a qué? Al objetivo de la gráfica, recordemos: transmitir un mensaje.
Volviendo al ejemplo que tenemos entre manos, ¿qué mensaje se pretende transmitir? A juzgar por el titulárido —Millones de adolescentes abandonan Facebook desde 2011—, que algo muy malo le pasa a Facebook. Sin embargo, ¿qué información aporta la gráfica acerca de este asunto? Absolutamente ninguna. Cero. Por si alguno aún no ha caído, lo explicito: algunos individuos de las barras azul claro de 2011 habrán saltado a la siguiente categoría de edad en estos últimos 3 años, digo yo. Por tanto, la cantidad de información que aporta es nula y solo es un mero adorno.
¿Qué porcentaje de las caídas se corresponde con personas que han cambiado de tramo de edad —porque la gente cumple años; y todos los años, oiga— y qué porcentaje se corresponde con abandonos realmente? No lo sabemos. Y no lo podemos saber. No con esta gráfica. A lo sumo, podemos afirmar con seguridad que los adolescentes crecen o abandonan Facebook a un ritmo superior al que entran por primera vez en la red social.
Es evidente que el perpetrador de esta gráfica no ha seguido el proceso iterativo correspondiente. Como mucho, habrá vuelto sobre ella para añadir detalles, cambiar estilos y colores, pero, desde luego, no se ha parado a reflexionar sobre el resultado, sobre su interpretación —¡si es que la tiene, para empezar!—. En su lugar, se ha dejado llevar por el primer vistazo y el titulárido impactante. Y es evidente porque el ajuste es trivial: habría bastado con desplazar tres años las categorías de edades de la barra de 2014 y tendríamos toda la información necesaria en nuestra mano. Claro, que tal vez el autor no disponía de unos datos con la suficiente granularidad, o tal vez representándolos de esa manera no se leían esas conclusiones… ¿Patoso, tramposo o mentiroso? ¿Ustedes qué opinan?