¿Tus compañeros de trabajo te putean? ¿Tus compañeros de clase te corren a gomazos? ¿Tus alumnos no te tienen respeto y te lanzan bolitas de papel? ¿Ese profesor al que tanto odias jamás te aprobará? Seas quien seas y tengas el problema que tengas, ha llegado la hora de ponerle fin. Ya está aquí el arma definitiva. Una bestia de la ingeniería de andar por casa, un reflejo de los instintos más oscuros de su creador, una máquina pensada para un solo fin: la destrucción. Ya está aquí el DISINTEGRATOR.
Sí, amiguitos, la venganza será terrible. Vuestros enemigos sucumbirán ante tal potencia de disparo: 288 gomazos en poco más de 7 segundos (¡40 gomas por segundo!). Ahora bien, esto tiene un pequeño problema: aseguraos de apuntar bien, porque como dejéis a alguno vivo, a los 7 segundos os quedáis sin munición y ya podéis correr…
(Vía: Halón Disparado, y a su vez, vía: No puedo creer…)
Moooooooooooooola, después me dicen a mí friki mis alumnos.
Lo malo es que se tarda mucho en cargar.
¡Jejeje! ¡Mola cantidad! Se tarda mucho en cargar, sí, pero… ¿y lo bien que te lo pasas?
Yo pondría unos de estos en el Congreso. O mejor, en la sede del PP ahora mismo. ¿Te imaginas a Rajoy con uno de estos?
–¡ESPERANZAaAaAaAaAaAaAaA!
Mwahahaha… ¡Es buenísimo! Además, en el vídeo sale que incluso es portátil… Sería la mejor forma de acabar con los aburridos debates sobre el estado de la Nación: en vez de la mesa con las taquígrafas, yo pondría dos ordenanzas con sendos Desintegrators. Ya ibas a ver cuando se apagase la lucecita verde…