Desde hace bastantes años, se viene investigando con intensidad en el ámbito de la óptica, y cada vez se consiguen más logros importantes. Todo comenzó con la invención del láser. Desde entonces, es un campo en constante expansión que está revolucionando el mundo de las telecomunicaciones. Esta tecnología, como muchas otras, está sufriendo una evolución que va de lo macroscópico a lo microscópico, de lo grande a lo pequeño, lo que conlleva una miniaturización constante de los componentes, permitiendo nuevas aplicaciones revolucionarias. Llegados a este punto, ya no hablamos de óptica, sino de fotónica, que podríamos decir que es a la óptica lo que la electrónica a la electricidad.
La pieza clave de la electrónica es el electrón, mientras que para la fotónica es el fotón. Con éstos últimos, se pueden construir circuitos análogos a los electrónicos, pero conllevan una dificultad mayor. Estamos todavía aprendiendo a manejar fotones, y todavía queda mucho camino por delante. ¿Por qué complicarnos? podríamos preguntarnos. La respuesta es clara: las ventajas que lograremos con la fotónica superan con mucho a las posibles dificultades. Mayor rapidez, menor calentamiento debido a la disminución de corrientes eléctricas, etc., son algunas de las ventajas. Estas características la convierten en una tecnología aplicable prácticamente en todos los ámbitos industriales: allí donde haya un circuito electrónico, puede reemplazarse por uno fotónico.
En telecomunicaciones, la fibra óptica ya es sobradamente conocida por todos. Se implementa desde hace tiempo con éxito en enlaces de alta capacidad, y poco a poco irá reemplazando nuestra vieja red telefónica de par de cobre. Cuando esto ocurra, evidentemente nuestros viejos routers quedarán obsoletos. El enorme ancho de banda que proporciona la fibra óptica se vería mermado por la escasa capacidad de procesamiento de datos de los conmutadores (escasa en comparación). Por eso, también se implementarán conmutadores ópticos. Se trabaja para que los routers tengan cada vez más elementos ópticos que aceleren su capacidad de procesamiento. El objetivo último sería conseguir la conmutación directamente en el dominio óptico («on fly processing»).
Como he dicho, la evolución implica miniaturización de las tecnologías, y ya lo estamos viviendo estos días con el anuncio de Sun Microsystems de su contrato con el Pentágono por valor de 44 millones de dólares para desarrollar una tecnología que sustituya los actuales enlaces entre microchips por haces de láser. Así, conseguirán que se genere menos calor en los ordenadores, un factor siempre conflictivo, y también una velocidad mil veces superior. IBM e Intel ya llevan trabajando tiempo en esto, y han conseguido importantes avances como la creación de un láser a base de silicio. La incorporación de Sun a esta investigación con este importante apoyo económico seguro dará buenos resultados.
¿Lo próximo qué será? Quizás los chips serán reemplazados por sistemas fotónicos en miniatura en un futuro… no lo sabemos. Todavía queda mucho por aprender y por hacer. Se antoja que conseguirán su propósito, pero pasará mucho tiempo hasta que podamos disfrutarlo en nuestros ordenadores.