Gracias a la feliz rehabilitación de la roseta (y pese a las bromas que podamos gastaros), por fin se ha establecido una rutina estable y predecible en el barco. Son grandes noticias: significa que todo el mundo tiene por fin trabajo, cada cual puede hacer lo que había venido a hacer. Pero también significa que el tiempo se va volviendo poco a poco más estanco: aquí no hay pausas, días de descanso, ni hitos temporales. Los domingos se estrenan a las 5 de la madrugada, exactamente igual que cualquier miércoles.