En la película Inteligencia Artifical, un niño-robot queda congelado en el tiempo bajo el Mar de Manhatan, mirando esperanzado la siempre sonriente cara de una figura del Hada Azul. La ciudad de Pyramiden recuerda poderosamente ese mismo escenario, sólo que la estatua adorada, el ideal que sustenta toda esta construcción paralizada por el hielo, no es precisamente un hada sino un busto de Lenin elevado sobre una peana de 3 metros de altura. “Adelante camaradas”, parece afirmar con la mirada.
Esta mañana, tras realizar las primeras maniobras con la roseta en Istfjorden, los participantes de Arctic Tipping Points hemos bajado al hielo para visitar esta ciudad fantasma. Cuando uno se adentra entre las calles de Pyramiden tiene la sensación de encontrarse ante una historia inconclusa, ante una promesa en construcción. ¿Y qué promesa podría ser esa?: probablemente el ideal comunista, una ciudad ordenada, racional, con sus espacios para el trabajo, la vivienda y el ocio, capaz de cubrir las necesidades de sus ciudadanos a cambio de su trabajo diario.