El misterio de los termómetros madrileños

Ayer tomé esta foto:

173

Concretamente aquí. Risas, jijí, jajá, foto y gracieta en Twitter. Hasta aquí todo bien. El caso es que lo comento esta mañana de pasada en el despacho y un compañero me dice que en Gran Vía hay uno de estos que siempre marca esa misma temperatura: -173 ºC. Y otro dice que enfrente del Museo del Prado también, lo mismo. Busco en Google y me encuentro con esto, esto, esto y esto (donde, en los comentarios, alguien reporta otro caso). Y me encuentro con este artículo de Microsiervos:

Recibimos este genial WTF al menos dos o tres veces al día: parece que las ciudades están plagadas de termómetros que marcan -173 grados centígrados sin razón aparente (porque hace frío, ¡pero no tanto!).

La pregunta cae por su propio peso: ¿por qué? ¿Es la temperatura por defecto de estos luminosos cuando están sin configurar? ¿Es algún truco publicitario para que la gente saque fotos? ¿Algún tipo de nueva tradición rara? ¿Es una conspiración mundial? ¿Una clave secreta de los masones? ¿La segunda venida de Jesucristo? ¿El apocalipsis? ¿El milenarismo? ¿POR QUÉ?

La opinión de la gente sobre un hecho es irrelevante

Iba a twittearlo… pero este vídeo me ha parecido tan bueno que quiero guardármelo permanentemente como una entrada del blog. Efectivamente: no existe debate sobre el cambio climático porque el cambio climático es un hecho. Da igual lo que la gente opine, o desee: la Tierra se está calentando, según todas las evidencias científicas, a causa de la actividad humana, punto —la muy desconsiderada, ganando temperatura a loco, sin escuchar lo que dicen en el bar de al lado—.

Las opiniones que ponen en cuestión este hecho son, o bien extremadamente minoritarias (menos de un 3% de la comunidad científica que, por lo que sé, no pone en duda el cambio climático sino que, más bien, se muestra conservadora respecto a su origen antropogénico), o bien están desinformadas y son irrelevantes. El día en que esta irrelevancia salga de los medios, el día en que el primo de Rajoy, sencillamente, no tenga un micrófono del que aprovecharse, estaremos ante una información imparcial, de calidad y objetiva. Ese día, por fin, podremos empezar a debatir sobre lo único debatible en el cambio climático: qué hacer al respecto.

(Vi el vídeo gracias a Txema Campillo)