Estos días ando leyendo el libro «El espejismo de Dios» de Richard Dawkins, etólogo, teórico evolutivo y escritor de divulgación científica. Y he llegado a un pasaje, algo extenso, pero que me he decidido a escribir aquí, porque no tiene desperdicio.
Todos recordaréis lo que pasó hace algún tiempo con unas caricaturas de Mahoma. Yo no sé vosotros, pero yo no me había enterado de todo lo que pasó. Ahí va:
[…] En septiembre de 2005, el periódico danés Jyllands-Posten publicó doce viñetas que mostraban al profeta Mahoma. Durante los tres siguientes meses, en el mundo islámico se alimentó la indignación cuidadosa y sistemáticamente por un pequeño grupo de musulmanes residentes en Dinamarca, liderados por dos imanes a quienes se había garantizado protección en ese país. A finales de 2005, esos malévolos exiliados viajaron de Dinamarca hacia Egipto llevando un dosier que fue copiado y difundido desde allí hacia todo el mundo islámico, incluyendo Indonesia. El dosier contenía falsedades acerca de presuntos maltratos a musulmanes en Dinamarca, así como la tendenciosa falsedad de que el Jyllands-Posten era un periódico dirigido por el Gobierno. También contenía las doce viñetas que, decisivamente, los imanes habían complementado con tres imágenes adicionales cuyo origen era misterioso, pero, por supuesto, sin conexión alguna con Dinamarca. A diferencia de las doce viñetas originales, las tres añadidas eran verdaderamente ofensivas –o lo serían si, como alegaban los celosos propagandistas, representaran a Mahoma-. Una de esas tres, particularmente dañina, no era un chiste en absoluto, sino una fotografía pasada por fax de un hombre barbudo que llevaba el hocico de un cerdo sujeto con gomas a la cabeza. Posteriormente se determinó que era una fotografía de Associated Press, mostrando a un individuo francés que daba chillidos de cerdo en el concurso de una feria rural en Francia. La fotografía no tenía relación alguna con el profeta Mahoma, ni relación con el islam, ni relación con Dinamarca. Pero los activistas musulmanes, en su maliciosa y conmovedora excursión a El Cairo, dieron a entender que existían esas tres relaciones… con los resultados predecibles.
Los tan cuidadosamente cultivados «daño» y «ofensa» explosionaron cinco meses después de que las doce caricaturas fueran publicadas originalmente.
Los manifestantes de Pakistán e Indonesia quemaron banderas danesas (¿de dónde las sacaron?) y se elevaron histéricas peticiones al Gobierno danés para que se disculpara (¿disculpas, por qué? Ellos no habían dibujado las viñetas, ni las habían publicado. Simplemente, los daneses viven en un país con libertad de prensa, algo que a los habitantes de la mayoría de los países islámicos les llevará mucho tiempo comprender). Los periódicos de Noruega, Alemania, Francia e incluso Estados Unidos (pero no Gran Bretaña, curiosamente) reimprimieron las viñetas en un gesto de solidaridad con Jyllands-Posten, lo que añadió más leña al fuego. Se asaltaron embajadas y consulados, se boicotearon los productos daneses y se amenazó físicamente a los ciudadanos de ese país y, de hecho, a cualquier occidental. Las iglesias cristianas de Pakistán, sin relación alguna con Dinamarca ni con Europa, fueron quemadas. Nueve personas fueron asesinadas cuando alborotadores libios atacaron y quemaron el consulado italiano de Bengasi. Tal y como escribió Germaine Greer, lo que en realidad aman esas personas y hacen realmente bien es generar el caos.
Un imán paquistaní puso un precio de un millón de dólares a la cabeza «del dibujante danés» –ignorando el hecho de que habían sido doce dibujantes daneses distintos, y casi con seguridad, ignorando que las tres viñetas más ofensivas no habían aparecido jamás en Dinamarca (por cierto, ¿de dónde salió ese millón de dólares?)-. En Nigeria, los manifestantes musulmanes contra las viñetas danesas quemaron distintas iglesias cristianas y utilizaron machetes para atacar y asesinar cristianos (negros nigerianos) en las calles. Metieron a un cristiano dentro de un neumático, lo rociaron con petróleo y le prendieron fuego. Los manifestantes fueron fotografiados en Gran Bretaña llevando pancartas que decían: «Asesinad a todos aquellos que insulten al islam», «Haced una carnicería con aquellos que se burlan del islam», «Europa, las vas a pagar: la demolición está en marcha»; y «Decapitemos a quienes insultan al islam». Afortunadamente, nuestros líderes políticos vinieron a recordarnos que el islam es una religión de paz y misericordia. […]
Lo dicho: «Imagine, with John Lenon, a world with no religion».